domingo, 8 de junio de 2025

OBRAS SON AMORES...

Pedro Salinas
PEDRO SALINAS Y SUS RAZONES

Hablar de Pedro Salinas, nos lleva a los pronombres, personales, por supuesto. Más allá de una lección gramatical, sus versos son pura pragmática, todo un acto de comunicación, lírica, sin duda y prosaica también, como la vida misma.

El esposo enamorado, una joven extranjera, un puro crash en aquella España de luces y sombras. El profesor y la alumna: dos adultos coinciden en un verano académico y una cosa lleva a la otra, dirían hoy las redes: el flechazo no se hizo esperar, tout à coup, juntos en la distancia y en la cercanía.

¡Cómo me dejas que te piense!
Pensar en ti no lo hago solo, yo.
Pensar en ti es tenerte,
como el desnudo cuerpo ante los besos,
toda ante mí, entregada.

Pero…había esposa, y atenta, a esos tiempos de lírica se ve golpeada por la cruda realidad: le están birlando al compañero de viaje conyugal, o mejor, él se aleja de su compañía marital.

Ese núcleo gordiano que fagocita los poemas de La voz a ti debida (1933) no se desata, sino que se aferra a un sentimiento inexorable; al principio, un amor destinado a una mujer que no se nombra -pero no por ello deja de existir la amada-.

Los ojos lectores, ávidos y sagaces, buscan y rebuscan revolviendo ropajes en un arcón para adivinar quién es la mujer de esa poesía libérrima tan pronominal.

Mientras, las cárceles de localidades asediadas se atiborran de prisioneros ideológicos, el profesor universitario se deleita en comentarios lingüísticos; Lorca, reventado de Nueva York, y Miguel Hernández con sus pulmones hechos trizas: no corren buenos años para pintar grafitis libertarios en los muros de la universidad.

Leer una y otra vez a Salinas para desentrañar el arcano de sus emociones que le llevan a arrebatos más o menos transidos de sinceridad y realismo; no sé si a partes iguales, quizá por momentos, impelido por la obligación sacramental, un yugo que le hace permanecer al lado de su mujer tras cruzar fronteras europeas y océano. Tan cerca de quien desasosiega unas líneas rítmicas, coloreadas de matices polícromos.

Siento cómo te das a mi memoria,
cómo te rindes al pensar ardiente,
tu gran consentimiento en la distancia,
y más que consentir, más que entregarte,
me ayudas, vienes hasta mí, me enseñas
recuerdos en escorzo, me haces señas
con las delicias, vivas, del pasado,
invitándome.

El poemario del autor que nos ocupa estas páginas rezuma esencia humana, vitalidad algo añosa y estrechez convencional; toda una reflexión del lugar en el mundo de cada uno de nosotros: ¿quiénes somos? Y, ¿hacia dónde vamos? Parece que espera respuesta a su propia existencia, que hay instantes en los que grita ¿por qué?

En definitiva, toda una metafísica, la sensibilidad nublando los sentidos en un acercamiento al platonismo, y en la lejanía del horizonte, el mañana que es el hoy. De nuevo la vida, de nuevo se impone la realidad.

Exorcizando la monotonía, un mirarse adentro, el enrocamiento para surgir airado y airoso de lo que le habla el corazón, de sus ansias psicológicas de estar, porque ser, ya son, ambos, ella y él, siempre.

Analizar quién es ella, “hagan apuestas”: el marido arrepentido que vuelve al lado de su mujer, el amante que anhela desplegar alas: pero la cera se derrite y el tiempo, que casi todo lo cura, los distancia: ubi sunt?

Me dices desde allá
que hagamos lo que quiero
-unirnos- al pensarte,
y entramos por el beso que me abres,
y pensamos en ti, los dos, yo solo.

De un verso a otro saltan Petrarca y Villon, lo etéreo y lo descarnado, horizontes efímeros y momentos rutinarios, piropos fugaces, perdón eterno. Como el fuego que asola sus almas y se proyecta en la pared, menos mal que Platón impone cierto orden.

Aquella donna angelicata, se mueve y viaja, aprende, exige y ama, para olvidarlo al final en una fina capa de “polvo enamorado”.

El impulso creador no cesa y Pedro Salinas, académico admirado, protegido y protector irrumpe en unas décadas procelosas, llenas de tristura; su prodigioso conjunto literario obra el milagro de amar para observar la belleza femínea. No se resiste al abandono porque la mira y la presiente. Centro del universo, gravita en una mar de estrellas: supera las vicisitudes históricas para ganar espacio y tiempo, unas coordenadas que transforma en imágenes y símbolos más allá de los objetos mortales, auténticos recordatorios de su finitud.

Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.

Mujeres en la vida de Pedro Salinas

Margarita Bonmatí y la estudiante norteamericana Katherine Prue Reding

Los poemas del autor trascienden lo cotidiano, y se remontan a una dimensión divina, casi evanescente y se aferra a su imagen, luminosa y resplandeciente, para que no se la escamotee la rutina.

Nos muestra el camino de la ética y la estética en esa búsqueda esencial de una mujer que, de tanto adorarla, pierde sus atributos corpóreos y deviene en un ente de dudosa apariencia, casi espectral, pero nunca sombría.

Como si la Santa de Ávila le insuflara un último hálito, la mujer amada es genuina inspiración en unas líneas rítmicas de versos cortos y sueltos al modo gongorino: metáforas elaboradas y quiasmos intensos: cincel, escuadra y cartabón; la perfección técnica no se hace esperar y los movimientos vanguardistas foráneos lo acogen en su polifonía artística.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Compromiso sociopolítico en entredicho, cierto; su exilio rasgó las vestiduras de los más afines del ramo y los tranquilizó, también, por qué no: una voz como la del maestro no debería sufrir los asedios franquistas que llegaban; de Sevilla a Murcia y de ahí a Cambridge, luego Puerto Rico y Massachusetts. Célebres su Seguro azarPresagios y Amor en vilo, el mantra de su producción literaria: Amor y siempre amor, exaltado y dolorido, sufrimiento comedido. La “amiga” y él en completa conjunción de júbilo, todo un diálogo sin altisonancias.

Crítico y ensayista, amigo de Jorge Guillén. En 1951 muere el gran poeta, en Boston.

No estás ya aquí. Lo que veo
de ti, cuerpo, es sombra, engaño.
El alma tuya se fue
donde tú te irás mañana.
Aún esta tarde me ofrece
falsos rehenes, sonrisas
vagas, ademanes lentos,
un amor ya distraído.
Pero tu intención de ir
te llevó donde querías
lejos de aquí, donde estás
diciéndome:
«aquí estoy contigo, mira».
Y me señalas la ausencia.

(Publicado en 2023 en la revista digital Entreletras)

miércoles, 4 de junio de 2025

21.- JAZMÍN


Manos
(De mi poemario "Éramos esto")


Las recuerdo... no tan opacas; 
sobre mi piel blanquecina
casi resplandecen en un cromatismo pardo.
Brillan y se mueven pausadamente.
Las cierras en puños -guante protector una de la otra-
para apoyar tu barbilla frente a mí
y cuando las abres,
reposan sobre la mesa,
extendidos los dedos que ocupan una superficie plana:
firmes, sin movimiento trémulo.
Y cuando las giras:
palmas esclarecidas de carreteras recorridas en un desierto
                    amarillento;
contraste que invita a aferrar las mías.
Me estremece sentir que el ocre dorado
me acaricia
la cintura.

domingo, 1 de junio de 2025

Visita a Cartagena: para volver...

A cierta distancia de donde nos encontramos emergen tritones del mar abisal. Casi todos del mismo tamaño, con forma de ola, de puente, de tenedor…con tejados planos y otros redondos. Estilizados sin átomo de grasa. Altos, muy altos: seguro que tal concentración de cemento y ventanas en una verticalidad infinita se estudia en las clases de Geografía Humana.

Es Benidorm: me impresiona siempre su skyline y cruzarlo por tierra resulta inimaginable.

Miguel de Cervantes a Cartagena
Cartagena - Archivo personal

Hoy nos vamos a Cartagena, ciudad que no conozco y que interesa visitar. No defrauda, sorprende y anima a volver. Calor y cielo despejado, de un azul brillante que contrasta con el dorado del Teatro Romano. Mucha piedra histórica dispuesta casi como la dejaron aquellos clásicos amantes de deportes y espectáculos.

Tan cerca del casco antiguo…pasean turistas, crisol humano en poco espacio, colores de gentes variopintas. Restos de la catedral y algunas cuestas que conducen al núcleo municipal. Edificios con mucha prestancia, balcones y miradores, actividad sin prisa, parroquianos tranquilos a sus quehaceres, mezclados con visitantes.

El trazado callejero fácil de seguir, peatones que deambulan por unas losetas polícromas, cristales de grandes ventanales y portales que se abren a instancias oficiales. Construcciones en consonancia con las profesiones que se desarrollan tras sus paredes.

A esas horas, el aperitivo se mezcla con la comida: cuestión de horarios, de gustos del cliente o de la necesidad estomacal.

Muchas personas que transitan y pasean entre las palmeras: ¡¡cuánto me gustan esas plantas!! Será porque en mis latitudes originarias brillan por su ausencia. Solo el Domingo de Ramos las lucía, sujetando la palma decorada en mi mano infantil.

Me fijo que se ha instalado la moda de la mascarilla multifunción: de codera, muñequera o en modo “gola” cual dama áurea adornando el cuello de su atuendo.

Sin mucho bullicio, las fachadas nos van conduciendo a nuevos rincones de azulejos pigmentados, iglesuelas, arcos y porches…familias y jóvenes, guiris y nativos.

En algunos cruces, esculturas de acero retorcido, yo las veo vanguardistas y originales, diferentes, alambres de diseños imposibles que embellecen la ciudad…y el puerto. Mástiles reposando hasta que llegue el turno de las velas. Alineados y con el atraque levemente mecido.

Placidez hasta la entrada de Arqva, el Museo Nacional de Arqueología Subacuática. La exposición simula las tripas de una gran ballena, espaciosa, ordenada y muy interesante. Toda una experiencia marina con los pies en la tierra.

Un viaje experimental y didáctico a las profundidades oceánicas, a los secretos históricos que ven la luz en vitrinas sorprendentes. Restos de naufragios, bodegas llenas de provisiones, ánforas, vasijas, utensilios domésticos, monedas, figuras…todo lo que esconden las aguas y hoy disfrutamos de su contemplación.

Cartagena invita a quedarse, a mezclarse con sus habitantes tan amables y atentos.
Es una ciudad tratable, para volver con más tiempo o sin tiempo. Para estar y caminar.

Seguir observando el cromatismo de los azules que he percibido: desde el celeste al cobalto y siempre el marino…aquellos fundadores de antaño sabían lo que hacían con este asentamiento, encrucijada de culturas y civilizaciones.

Antes de volver, pasamos por La Manga: ese mar dividido en dos, esas aguas dulces y saladas. En otra ocasión…

Lo mejor de los viajes es el regreso. Sin duda.

(Publicado en "El Obrero" en agosto de 2021)

miércoles, 28 de mayo de 2025

Generación “milenial”, generación Y, generación de cara de besugo

Millenials

Más allá de toda la literatura que inunda internet sobre esta generación, mi opinión de hoy no pretende ser un escupitajo dominical sino una descripción de cómo vivo yo, boomer irredenta, la existencia de los “ojos de besugo” cual emoticono en la red.

No hay acuerdo ni en cómo escribir el término que engloba a quienes tienen en la actualidad una edad entre los 32 y los 42 (año arriba, año abajo): que si con doble ele, que si con doble ene, que si son los Y, los que siguen a la X o preceden a los Z.

Por más letras que pongamos, los “milenial” estorban, sí, sin paliativos, están a medio hacer, les falta un punto (por ser generosa) de cocción, un último hervor: han reducido su interacción social y lingüística a la mínima expresión.

Por partes. Y siempre desde mi punto de vista personal, testado una y otra vez, uno y otro día en uno o en otro sitio, diré que poseen nula capacidad de reacción: siempre están en medio de todo y de todos: quietos, sin moverse, esperando que alguien les dé la indicación de que se aparten: que quiero introducir el tique del aparcamiento en el cajero y tú estás delante, “pasmao”; que su carrito de la compra interfiere mi acceso a la rampa mecánica para llegar a mi coche… se les pide perdón, se giran, y la misma cara de lerdez supina de siempre; que los cochecitos eléctricos en que pasean por el centro comercial a su prole, te rompen el tobillo, ¡ay!, es que no me he dado cuenta, que su niña se tira al suelo haciendo la croqueta y berreando como cerdo en la matanza…dejémosla que exprese su interior exaltado. Vaya amasijo de “destalentaos”.

MillenialEstán y parecen ser un musgo. Como tiene que haber de todo, ahí van los “milenials” que pueblan un universo en el que está prohibida la palabra NO, por ejemplo, que lo mismo se trauman sus vástagos, pobrecitos…; nunca amplían el foco más allá de su ombligo, porque alguien, tan “milenial” e “iluminao” como ellos, les ha dicho que trabajen la improvisación, las energías, la conexión mente-cuerpo, el “jipismo trasnochao” y que den rienda suelta a las emociones…claro, que estos dictados les explotan en la cara de “acarajotaos” que lucen porque no han cultivado la decisión, la resolución de conflictos y la empatía en tantas situaciones vitales. El día que tocaba la lección del ser humano es un ser social, se la perdieron o estaban a por uvas.

Se mantienen en una parálisis física y conductual que bloquea al resto que les rodeamos.

Me estoy dando cuenta de incumplir mi promesa inicial, y sí, me está saliendo de las tripas un escupitajo contra ellos.

Por hoy, basta; solo me gustaría añadir la pena que siento por los profesores que les toca enseñar a esta patulea de hijos de “milenials” durante la educación académica que les imparten, porque de la otra, de la educación emocional y social…ni atisbo.

Seguiré, seguro…

domingo, 25 de mayo de 2025

Li Quingzhao

 Li Quingzhao (李庆照) poeta china del S. XII, considerada "la más extraordinaria mujer poeta de toda la historia de la poesía china", según algunos expertos.

"... la delicadeza y precisión musical caracterizan sus poemas, convirtiéndolos en joyas pulidas y engastadas"  (Pilar González España)

Li Quingzhao
Li-Quingzhao

TONOS LENTOS (Sheng Sheng Man)

 busco  

              busco y busco

pero solo frío y soledad

solo frío

              tristeza y aflicción

 

incluso un sol templado, repentino

              haría más difícil mi consuelo

 

tres o cuatro copas de este vino

¿qué pueden contra una larga noche,

contra el furioso viento que se acerca?

 

ahora que pasan los gansos salvajes

              me duele más mi corazón

 

y es que somos

                            ellos y yo,

              viejos conocidos de antaño

 

sobre la tierra se amontonan

los crisantemos grises

                            ya marchitos y ajados

¿es que nadie ha querido recogerlos?

 

vigilo la tarde en mi ventana

 

yo sola

              ¿cómo podré resistir la oscuridad?

 

además de los árboles, una lluvia fina

              va cayendo

                                        gota a gota

                                                                      hasta el amanecer

 

¡tantas cosas

                            tantas

caben en una sola palabra:

                            tristeza!


(Traducción de Pilar González España)



Poesía china

   

miércoles, 21 de mayo de 2025

Pongamos que (hoy) hablo de plazas, balcones y Bárbara de Braganza

 

Plaza de la Villa de París un paseo por Madrid


Hace muchos años leí un artículo de Antonio Muñoz Molina sobre la Plaza de la Villa de París y me llamó la atención la descripción que hacía de sus habituales “visitantes” los fines de semana. Y no sé por qué me viene a la memoria la taciturnez de la mirada con que Jean Jacques Rousseau (1712-1778) podría observarlos… y mirarme: ojos escrutadores y también benévolos.

Muchas veces he vuelto a ese lugar, y recordando el lema neoclásico de docere et monere, hoy lo hago de nuevo y aparco en el subsuelo de la plaza. La he conocido cubierta por Filomena, reseca en las calurosas sobremesas veraniegas y sembrada de hojas otoñales…: atrayente, muy atrayente. Y silenciosa. En un pedestal y enmarcada por edificios clásicos.

Paso por delante del Institut Français, frente a la mole arquitectónica del Tribunal Supremo (manifestaciones convulsas he presenciado delante de su fachada) y doblo la esquina a la izquierda para alcanzar la calle de Doña Bárbara de Braganza; en algún tramo la han descabalgado de tal tratamiento. Siempre me ha gustado la figura de esa infanta portuguesa (1711-1758) que la realidad mejoró, porque al parecer, en las distancias cortas ganaba, si no belleza, sí afecto y encanto. Le precedía la fama de poco agraciada y tanto ella como el joven novio al que fue destinada vivían momentos de trasiego nervioso sin dejar de preguntar a sus respectivos cortesanos cómo era uno, cómo era la otra y qué pensaban la otra y el uno…así, en un inquieto “juego de viceversas”. Amañaron y apañaron un retrato falseado de la futura reina que mostraron al joven Fernando, Príncipe de Asturias (1713-1759), allá por el siglo XVIII. Todo luz, todo luces. Bueno casi…la esposa de Felipe V (1683-1746), María Luisa Gabriela de Saboya (1688-1714) muere al año siguiente y la princesa extranjera, hija de Juan V de Portugal (1689-1750) y María Ana de Austria (1683-1754), nunca le pudo dar el hijo esperado al cónyuge prudente y justo como lo califica la historia. Aquí acaba la ristra de fechas. Siempre se ha dicho que era fea, pero el futuro rey, bajito y guapete se enamoró de la pintura que vio. Como todo en esta vida, a gustos, los colores, y más según las modas que imperaban en cada momento y en cada lugar.

A lo largo del breve trayecto hacia el majestuoso edificio que alberga el Espacio Miró de la Fundación Mapfre, me acompañan balcones, muchos balcones simétricos, igualados y alineados, con sus ventanas correspondientes al exterior “pestañeando” conforme avanza la mañana. En sus cristales se reflejan los rayos despejados entre las nubes de un día templado y grisáceo; miradores todos similares, en armónico trazado que mimetizan fachadas y viviendas.

Ojos abiertos como los que pinta Alekséi von Jawlensky (1864-1941), el artista ruso que nos sorprende con su policromía llena de pura expresión. Cobra inusitada importancia la forma que les adjudica: apipados, lineales casi en la abstracción, almendrados y cuadrados, como si se escaparan del rostro colorido, llenos de vida quieta; adornan caras femeninas, populares y regias; alguna faz masculina mística y religiosa. Esos ojos tan suyos, los propios y los de sus modelos. Cuánto discutiría sobre la teoría del arte junto a Vasili Kandinski (1866-1944), otro amigo del color. Reitero: me atrapan esos ojos como si de un vistazo cobraran aliento y contaran todo lo que ven. Imagino al pintor celebrado estas semanas en Madrid, con sus dedos artríticos eligiendo en la mezcla de colores y untándolos en la tela; advierto espesor y masa, materia y fuerza, sentimiento y lirismo, energía y pasión.

A la salida, de refilón me fijo en cómo impone la Biblioteca Nacional…Y el Teatro María Guerrero que nos abre nuevos caminos para explorar en otro momento.

Me acerco a la iglesia de SantaBárbara o de las Salesas Reales para rodear la Plaza de la Villa de París. De nuevo el silencio… Entre semana se despereza del sopor sabatino y dominical y resulta fácil tropezarse con el trajín típico de los “habitantes” puntuales y coyunturales; actividad administrativa y jurídica, principalmente, y hasta periodística también. Poco queda de la famosa cafetería Riofrío y de la sala de fiestas Bocaccio, tan próximas entre sí, como la Plaza de Colón que casi nada tiene que ver con la de la Villa de París. Siempre me ha gustado sentarme en uno de sus bancos y mirar alrededor. Debe de ser la armonía del cuadro tan cuadrado o que es un oasis encerrado entre paredes, pero lo cierto es que no se oye nada de la cercana calle Génova. Árboles, ahora de ramas raquíticas, frondosos en primavera, y dos esculturas que se yerguen casi “reales”: Fernando VI y Bárbara de Braganza miran hacia la Audiencia Nacional.

Da igual la estación del año. Y entre tanta historia, leyes y cultura, se puede leer, escuchar música o eso, simplemente estar.

A mis estudiantes les animaré a que copien mi recorrido y describan qué les parece y qué les inspira esa plaza madrileña. Qué personajes históricos han podido poblar las calles adyacentes, y que fabulen: que inventen un episodio de sus vidas, en technicolor compartiendo asiento con ellos. Que caminen y observen.

Por cierto, hoy, sola. Hay plazas de paso, de paseo y otras de estar, como en el salón de casa.

(Publicado en "El Obrero" en febrero-2021)

sábado, 17 de mayo de 2025

Leer con devoción para escribir con corrección

 

fichas de scrabble desordenadas

Hagamos historia: algunas luces de esas que iluminaron el siglo XVIII debieron iluminar también a los académicos neoclásicos cuando la Ortografía de la Academia de 1741 supuso un compendio sistematizado que regulaba, como lo hace hoy, la normativa ortográfica del español, elaborada entre la RAE y las academias correspondientes en Latinoamérica. De ahí su consideración de ortografía panhispánica.

Con dicha compilación se pretendió, y se sigue pretendiendo hoy, fijar las voces y vocablos de la lengua castellana con toda su propiedad, elegancia y pureza. Su lema “Limpia,fija y da esplendor” continúa vigente en la actualidad.

Intelectuales de la talla del padre Benito Jerónimo FeijoóTomás de IriarteMelchor Gaspar de JovellanosJosé Cadalso o Leandro Fernández de Moratín, junto a importantes traductores como Alberto Lista y José Marchena, entre otras figuras de gran relevancia, se vieron muy comprometidos y especialmente vinculados con la academia.

Esta institución, según el artículo primero de sus estatutos, tiene como misión principal velar por los cambios que experimente la lengua española, en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes. También que no se quiebre la unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico para conservar el genio y el alma propios del idioma –tal como ha ido consolidándose con el correr de los siglos– y establecer y difundir las normas y sus correcciones para contribuir a su esplendor.

“Pero si mi hijo lee…”

Es un lugar común escuchar: “Pero si mi hijo lee…”, como si la lectura fuera la panacea para la buena y “correcta” ortografía. Alguno de mis alumnos me ha llegado a espetar: “Pues Juan Ramón Jiménez escribía todo con jota”. Tal cual. Pero ocurre que no somos el poeta onubense.

Resulta difícil hacer que la propia naturaleza haga que unas personas lean y otras no. Incluso a que unas lean y también escriban de forma apasionada y artística y otras no. ¿Estamos entonces ante una disyuntiva fatalista? ¿Será que los hábitos familiares influyen en estos comportamientos? No… O no solo.

Gusta de leer el que ha leído. Pero ¿por qué ha leído? Acaso por predisposición. ¿Y qué podríamos hacer para despertar el placer de leer entre quienes no han leído ni se sienten atraídos por la lectura? Existe un solo camino, aunque no garantiza el éxito: es el camino de la disciplina espiritual, el de la educación de la inteligencia y de los sentimientos.

Si tenemos en cuenta los datos de la Federación del Gremio de Editores de España constatamos que el 31,5 % de los españoles no lee y que el porcentaje de lectores en 2019 alcanzó un 68,7% de la población. También es interesante saber qué lee la población que lee.

Poca lectura y escasa escritura

No son quimeras quijotescas las que vengo a proponer. Llevados por la utilidad pragmática, nos vemos abocados a la escasa lectura y poca escritura, académica y creativa, a pesar de que leyendo y escribiendo indagamos en los misterios del universo con una lengua que nos permite pensar y actuar fuera de los espacios cerrados de las ideologías políticas.


La ortografía, pues, asegura una claridad de pensamiento, es decir, la estructura de una efectiva comunicación.

Por eso, hay que leer. ¿Pero qué? Desde mi punto de vista, animo a leer de todo. Así lo ratifico en la universidad: desde un prospecto farmacéutico a la caja de dentífrico; desde el orden del día de la comunidad de vecinos a los panfletos del metro; desde el anuncio luminoso metropolitano hasta los faldones televisivos. Y, por supuesto, libros en cualquiera de sus formatos. Leer y escribir. Leer y escribir para compartir experiencias, opiniones, ideas, anhelos, miedos e ilusiones…

Porque con las lenguas, ortográficamente correctas, va todo un mundo de ideas, sentimientos, tradiciones, historia… cultura, en una palabra. El español actual, lengua de gran extensión geográfica, que mantiene la unidad sistemática –gracias a la ortografía– en la infinita variación de sus realizaciones, llega al siglo XXI fortalecida en la convivencia fecunda desde las Glosas Riojanas.

La importancia de la ortografía

Ahora bien, las palabras actuales adquieren significados y matices variables con lo que dan así origen a las tan frecuentes equivocaciones: el parapeto lo pone el escudo siempre protector de una ortografía garante de su sentido auténtico. La ortografía, pues, asegura una claridad de pensamiento, es decir, la estructura de una efectiva comunicación.

Hoy es muy frecuente sentirse obligado a responder a preguntas relativas a la ortografía: “¿Cuánto cuentan las faltas?” “¿Esto para qué sirve?” Son inquietudes  que plantean algunas personas próximas con las que charlamos y estudiantes poco proclives a la lengua, a la literatura, e incluso a la cultura.

Escribir con corrección asegura una claridad de ideas necesaria para cualquier acto comunicativo. Más allá de los avances técnicos que internet nos proporciona para no cometer errores ortográficos, la ortografía facilita la preservación unitaria de una lengua a cuya evolución han contribuido millones de hablantes y que debemos dominar.

Un mensaje sin faltas de ortografía ayuda al receptor a comprender su contenido y a evitar ambigüedades y distorsiones, y de ahí una mala interpretación de las intenciones escritas. La ortografía supone nuestra tarjeta de presentación al otro sea quien sea.

Fichas de scrabble
Dice mucho de nosotros, más allá del ámbito académico o profesional; no importa si nuestra área poco o nada tiene que ver con lo que se denomina “letras” frente a números o ciencias. El ser humano es sociable y, como tal, necesita relacionarse en sociedad. Por eso debemos prevenir los deslices ortográficos, reflexionar antes de expresarnos de forma escrita, tomar conciencia de nuestro pensamiento y hacerlo llegar “limpio” a los demás, sin ruido ni confusiones.

Por eso, cuidemos la ortografía. Leamos y escribamos. Leer, siempre leer. Para vivir.

Publicado en "The Conversation" en enero de 2021.

martes, 13 de mayo de 2025

CLAROSCUROS (I - Nebulosa)

                                      - Colaboración de M. Regalado

Nebulosa



Qué difusa la tarde va restando minutos. 

Qué difuso horizonte

de líneas imprecisas 

abona esta quietud.


Qué ausencia de motivos esta tarde me aturde. 

 


Inamovible,

indiferente y quieta tras mi bruma,

en este contraluz,

afanes y deseos se yerguen,

se alinean,

mutan,

se des

            va

                    ne

                            cen. 

 

Y un extraño brebaje  

                        (laxitud y tumulto) 

con avidez el alma paladea.

sábado, 10 de mayo de 2025

Hermanas (Bárbara & Irene)

 

Hermanas, Libro de Pascal Rambert

Hermanas (Bárbara & Irene) Pascal Rambert

Traducción de Coto Adánez, Ediciones La uÑa RoTa, colección Libros Robados, 2019

¡¡Agua, luz y aire!! Parece que nos falta uno o todos los elementos esenciales para continuar con vida al leer esta maravilla de texto teatral.

Caín y Abel en el escenario, transmutados en Bárbara e Irene o Irene y Bárbara, que da igual. Dos hermanas que viven en el odio perpetuo desde el momento de ser engendradas hasta la muerte de su madre.

Monólogos increpatorios, resquemor a raudales, improperios…barro mucho barro emocional y resentimiento fraterno sin fraternidad, como un tumor que estalla cuando estas dos protagonistas de una vida maltrecha, herida y supurante se ven las caras.

Defiendo el texto dramático leído, pero en esta ocasión, además, aplaudo a Bárbara Lennie e Irene Escolar en su representación. Brutal. Como el texto del autor. Como su adaptación.

Hay momentos en que una se despista y cree estar con Beckett o Ionesco.

En cualquier caso, mejor, mucho mejor con Rambert un artífice de la palabra, de su poder y poderío.

martes, 6 de mayo de 2025

A quién quieres más: ¿a papá o a mamá?

Novela o poesía…


 El azul del mar inunda mis ojos

El aroma de las flores me envuelve

Contra las rocas se estrellas mis enojos

Y así toda esperanza devuelven

(Golpes Bajos)

 

Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer
Presagios funestos...


No sé si corren malos tiempos para la lírica, pero no seré yo quien aventure tiempos aciagos para este género literario y más que literario, podríamos afirmar que todo un género personal, una forma de ser y de estar en el mundo que nos diría Heidegger.

 A quienes escriben poesía siempre se les ha mirado de través, un soslayo que se pretende evitar, no vaya a ser que se nos pueda contagiar su rareza, ese halo de intensidad que aploma al resto de mortales y que lo pone entre la espada y la pared; eso de no sentir como el poeta raya en el “insulto” ante la incapacidad de no saber ni poder expresar el yo más íntimo de cada uno; o el yo más social, el yo con los otros, que no todo consiste en ventilar y sacar a relucir las entretelas de quien se manifiesta en verso.

 Ahora bien, somos conscientes de que la sospecha ante poeta y poema permanece, de que la mirada reticente sea vate hombre o vate mujer, más allá del binarismo, -superado en estos lares- permanece: construir rimas más o menos consonantes o en asonancia, enhebrar líneas de trazo largo sin medida clásica de endecasílabos o heptasílabos, distrae y confunde al que está frente a la poesía.

 La actitud ante la poesía previene y da miedo, sin duda: “¿a ver si no lo entiendo?, a ver qué dice porque parece que me está examinando, y si no pillo el meollo quedo como un patán lleno de idiocia”; quien se plasma rimado o asincopado lo hace porque piensa o siente así…por lo tanto, el lector se ve inmerso en la necesidad más o menos voluntaria de no perderse ni medio encabalgamiento por leve que sea. Así que ojo avizor, los cinco sentidos y alguno más en alerta.

 

Leer poesía

Poesía… ¡¡qué miedo!!

 

Siempre he defendido que la literatura en cualquiera de sus manifestaciones, no puede ser disuasoria, que está para nuestro disfrute, para nuestro aprendizaje; nos invita a acercarnos y soñar, y no hablo de misticismos ni de fantasías. Constituye un puente que nos aproxima al otro, a su momento particular, a su espacio singular.

 Conviene propiciar la lectura con mano izquierda y abandonando la batuta “maestra” del que se sabe dueño y señor del contenido, la estructura y el tema…

 Poca consigna dirigida y mucha libertad generosa e inteligente para el que desea leer, y en especial el género tan “especial” como es el de la poesía.

 Creo que lo mismo ocurre con la ópera o con el teatro alternativo, con el cine de culto (dejaremos esos flecos para otro momento) todo un compendio raruno que conviene apartar y casi olvidar en estos tiempos mediáticos de estories, IG, tiktok…

 Qué habría pasado si los hermanos Grimm nos hubieran contado su Cenicienta en versos de arte menor…Y si Clarín hubiera compuesto una oda a Ana de Ozores y no los soliloquios que la atormentaban; ¿podemos imaginar a don Fermín de Pas, aquel magistral vetustense, sermoneándola en ripios?

 En cualquier caso, con la novela no pasa. Uno la empieza y la lleva a todas partes como si se tratara de un apéndice prolongado de su extremidad bien en papel o en pantalla. Es una película que la vemos del tirón, no solo una selfi de las tantas que nos hacemos y que capta el instante inmediato e irrepetible.

 

"La condesa de Pardo Bazán". La Esfera (385). ISSN 1577-0389. (cc) Biblioteca Virtual de Prensa Histórica vía Wikimedia Commons

Emilia Pardo Bazán
 Biblioteca Virtual de Prensa Histórica vía Wikimedia Commons


Poesía eres tú…

 Y tú, ¿qué lees? ¿Novela o poesía?, nos preguntan. Pronto comienzan los titubeos y el interpelado trastabillea: “es que, bueno…”; me recuerda esta dicotomía a la pregunta de hace décadas cuando el niño sentía la apremiante obligación de elegir entre papá o mamá porque aquí no valían medias tintas, era preciso elegir entre uno y  otro: poca tibieza y solo una respuesta, posible.

 Cuando a alguien le gusta escribir, seguro que se inicia en corto, tímidamente, línea a línea y lo hace con un cuento, con algunas líneas aparrafadas pero casi nadie se arranca a la escritura con un novelón por muy biográfico que sea: ahí es donde nos despachamos a gusto.

 Sin embargo, en la prosa de extensión medida hay que ajustar límites y seleccionar contenidos, concentrar y condensar, poca floritura y al grano, es decir, el cuento y el microcuento, por ejemplo,  resultan difíciles de leer porque existen intertextos que nos llevan a otras lecturas más profundas que hay que desentrañar y descubrir; no basta con sobrevolar a vista de pájaro.

Algo similar ocurre con la lírica, corran buenos o malos tiempos, la purga de libros ha existido siempre y ninguno de los géneros, el novelísticos o el poético se han librado de morir en la hoguera, si bien la poesía apunta peligros en ciernes; alguna suerte de maleficio le acompaña por muy bonachón que se anticipe en su título aquel poema o todo un poemario…

No puede ser de otra manera: la poesía además de ser tú como rimaba Bécquer, es mucho más y nos pone en una posición de aprieto.

 Leer poesía implica ganas y afición, encender una luz desafiante en nuestra vida que lo mismo resulta cegadora. Hay que encontrar momento y espacio, taquígrafos y amanuenses que nos acompañen en comentarios glosados, que nos levanten cuando el ánimo decaiga.

 

Poesía y novela…
Leer poesía

 El ser humano soporta de manera frágil el dique que ha de alzar ante las injusticias vitales, y la poesía supone un apoyo en esos momentos, sin olvidar que la novela funciona como telón de fondo. La poesía –da igual, mamá que papá- crea tapices de palabras en un mar de oleaje embravecido. Algunos poetas afirman escribir prosa poética o poesía en prosa, un ten con ten casi  amañado con el lector: por si te asusta el verso, ahí va la “novela” en ristras de arriba abajo.

 La poesía se asoma con medianas vibraciones y cierto brillo matizado en el haber profesional del escritor, que agazapado ante la profusa prosa, balbucea: “solo son veleidades de juventud, intentos de redacción adolescente, todo muy naif…”

 Y al asomarnos a los poemas de cualquier época y de cualquier latitud con una mirada libre de entredichos y sin prejuicios, observamos nitidez conceptual, transparencia de emociones, agitación compartida, oscuridad esclarecida y niebla desvaída.

 Leer poesía y hacerlo de modo sigiloso pero convincente nos predispone a instantes inefables que atesoramos adormecidos. Contemplar versos ensartados, ritmos atrompicados, palabras encadenadas bajo el dibujo poético supone pringarse en nuestra trayectoria personal, tomar conciencia de dónde estamos y de quiénes somos.

 Insisto, la novela como telón de fondo, una cuarta pared que nos vigila desde su trasfondo y nos permite fomentar criterio propio y adquirir pensamiento crítico para decidir nosotros mismos cómo avanzar en la lectura. Leer siempre.

 Poesía, más.

 

Seguro que algún día, cansado y aburrido

Encontrarás a alguien de buen parecer

Trabajo de banquero, bien retribuido

Y tu madre con anteojos volverá a tejer

(Golpes Bajos)

(Publicado en Entre Letras en Octubre de 2022)