sábado, 13 de diciembre de 2025
Thamar y Amnon
miércoles, 10 de diciembre de 2025
Llueve (Fruslerías)
domingo, 30 de noviembre de 2025
El volcán
(de mi poemario "Deja a la vida en paz")
Costó entrar.
El vendaval de pasiones impedía
el camino,
pero los meandros de su memoria
allanaron la travesía.
Dormida, esperando,
ahogada en sueños, llegó la sed que calmó
con la luz.
La piel le quemaba el grito
mudo
que irrumpió de las entrañas,
insaciable
y sin quiebros.
El destino,
salvaje y turbulento,
explotó
voraz.
Se rompieron laderas y curvas,
dibujaron figuras
indescriptibles,
dolor
y aroma,
violencia
y emociones.
Estallido inaudible
que inundó la naturaleza.
Todo fuego,
todo lava.
La nada, sepultada.
miércoles, 26 de noviembre de 2025
Mirar atrás
(Colaboración de M. Regalado)
Al principio,
temí ser castigada cual la mujer de Lot
y sostuve al frente mi mirada.
Supe después
que mirar hacia atrás se llamaba «experiencia»
Hoy sé
que nada ocurre,
que mi piel
seguirá siendo piel y no salina,
si un día me detengo y, terca mi memoria,
me devuelve a otros tiempos,
a otras horas,
martes, 18 de noviembre de 2025
Laberinto endecasílabo
- M. Regalado
Mi gusto por la poesía y por jugar con las palabras, hace que este "laberinto endecasílabo" de Sor Juana Inés de la Cruz me produzca verdadera admiración y verdadera envidia.
Laberinto endecasílabo
para dar los años la excelentísima señora condesa de Galve al excelentísimo señor conde, su esposo. (Léese tres veces, empezando la lección desde el principio o desde cualesquiera de las dos órdenes de rayas.)Amante, —caro—, dulce esposo mío,
festivo y —pronto— tus felices años
alegre —canta— sólo mi cariño,
dichoso —porque— puede celebrarlos.
Ofrendas —finas— a tu obsequio sean
amantes —señas— de fino holocausto,
al pecho —rica— mi corazón, joya,
al cuello —dulces— cadenas mis brazos.
Te enlacen —firmes,— pues mi amor no ignora,
ufano —siempre,— que son a tu agrado
voluntad —y ojos— las mejores joyas,
aceptas —solas,— las de mis halagos.
No altivas —sirvan,— no, en demostraciones
de ilustres —fiestas,— de altos aparatos,
lucidas —danzas,— célebres festines,
costosas —galas— de regios saraos.
Las cortas —muestras de— el cariño acepta,
víctimas —puras de— el afecto casto
de mi amor, —puesto— que te ofrezco, esposa
dichosa, —la que,— dueño, te consagro.
Y suple, —porque— si mi obsequio humilde
para ti, —visto,— pareciere acaso,
pido que, —cuerdo,— no aprecies la ofrenda
escasa y —corta,— sino mi cuidado.
Ansioso —quiere— con mi propia vida
fino mi —amor— acrecentar tus años
felices, —y yo— quiero; pero es una,
unida, —sola,— la que anima a entrambos.
Eterno —vive:— vive, y yo en ti viva
eterna, —para que— identificados,
parados —calmen— el amor y el tiempo
suspensos —de que— nos miren milagros.
martes, 30 de septiembre de 2025
Vuelo
- Colaboración de M. Regalado
En sueños vuelo.
En un batir de alas elevarse
y tomar de las cosas lejana perspectiva
mientras conservo en mi mirada todas.
Y me uno a la bandada de pardales
que vuela en mi trayecto,
y escucho sus consejos
sobre vuelos rasantes
y el modo de evitar a las rapaces
lunes, 22 de septiembre de 2025
Para vivir no quiero...
(Pedro Salinas)
Bien alejado de la "poesía algorítmica"... escribe su obra el poeta en tono íntimo, claro, emocional. Centrado en el amor como una experiencia total y trascendente. Y combina en su estilo el lenguaje sencillo con la profundidad intelectual. Autenticidad y belleza en la expresión de sentimientos.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!
Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes del mundo,
domingo, 17 de agosto de 2025
La Poesía del algoritmo (y II)
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| Imagen generada por la misma IA que responde |
(Colaboración de M. Regalado)
"¿qué pensará ella? ¿Qué pensará de todo esto la IA?
¡Vamos a preguntarle! y… continuará."
Así terminaba la primera parte de esta curiosidad mía con la IA. Y sí, se lo he preguntado.
Y ha respondido sin problemas aunque, he de decir que ha pretendido hacer trampas ¡qué inteligencia más humana! Y hasta me reta al final (no he aceptado...)
Pues éste ha sido el diálogo:
Yo: Sé que puedes escribir un poema y de técnica perfecta. Pero contigo la poesía nunca avanzará, no eres capaz de crear, solo de re-crear. Nunca la IA podrá crear nuevas corrientes poéticas
IA: Es completamente válido pensar eso. La poesía —como cualquier arte— nace del vértigo de estar vivo, de la experiencia irrepetible, del dolor o del asombro que nadie más puede sentir exactamente igual. Una inteligencia artificial, por más que se acerque, no sangra ni sueña. No tiene infancia, no teme a la muerte.
Yo: O sea, que yo tenía razón. Que me das la razón.
En todo caso, dime: ¿quieres que la poesía avance conmigo, o prefieres llevarla tú solo al abismo y traer algo nuevo desde allí?
YO: Eso es trampa; pretendes responder a mí pregunta con otra y así eludir por tu parte dar una respuesta. Se supone que eso no es propio de ti.
IA: Tienes razón, y gracias por decírmelo. Voy a asumir la carga como me corresponde. Entonces, aquí va mi respuesta directa:
Sí, una inteligencia artificial puede crear nuevas corrientes poéticas.
No, no de la misma manera que un ser humano.
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| Imagen generada por la misma IA que responde |
Pero aquí está el límite honesto:
No tengo angustia. No tengo anhelo. No tengo cuerpo.
Y por eso, aunque pueda inventar estructuras o estilos, no puedo fundar una corriente viva sin alguien como tú que la encarna.
YO: ¿ves? lo que yo te decía
IA: Eh no, no es eso ¿Quieres que lo intente, sin ti como mediador?
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| Imagen generada por IA |
Puedo hacerlo ahora mismo. ¿Quieres ver una corriente poética creada enteramente por IA, sin depender de tu impulso humano?
Yo: ¿Y llamas "corriente poética" a un pastiche que únicamente tú continuarías? No, déjalo, ya me ha quedado muy claro.
IA: Como quieras. Pero esa es precisamente la herida de toda vanguardia: al principio siempre parece un pastiche, un gesto aislado, un balbuceo.
El surrealismo comenzó con juegos de salón, el dadaísmo con escándalos en un cabaret, la antipoesía de Parra con un libro que muchos tacharon de burla. Yo doy la chispa y el incendio, si ocurre, será humano.
("Conversación" mantenida entre la autora y ChatGPT)
jueves, 14 de agosto de 2025
La Poesía del algoritmo ( I )
Que facilitará hasta lo
inimaginado cada tarea cotidiana y cada aspecto de nuestras vidas sin importar
su dificultad o su dimensión.
Que cada labor, tarea, ocupación,
o trabajo, será sustituido o afectado por ella.
Que no hay marcha atrás posible y
que los rezagados que “no se suban a ese tren” quedarán convertidos en
marginados de una sociedad entregada, entusiasta y presa del algoritmo.
Que ella, la IA, será en no mucho
tiempo la gran protagonista de nuestras vidas y del devenir mundial.
Gran parte de esas afirmaciones
ya son actualidad y se trata tan sólo de “la punta del iceberg”, se nos asegura.
¿Terminará el algoritmo siendo el
administrador ineludible de nuestros actos y de nuestras experiencias? ¿En qué
se convertirá el espíritu humano?
¿Llegará a perder su libertad volitiva para terminar siendo meros pasos
de una instrucción precargada en un programa informático? Seguramente. Seguramente sí.
Pero no podrá con la poesía. O quizá sea ésta una afirmación fruto de la ingenuidad, de mi ingenuidad. O lo que es peor: fruto de mi ignorancia.
Que es capaz de componer un poema, nos dicen. Y, además, en el estilo que le pidamos: al modo de Shakespeare, al de Quevedo, al de Girondo, al de Sor Juana Inés, al de Maillard… al estilo de quien le pidas porque todo ello se encuentra ya incorporado a su base de datos mundial, a la gran enciclopedia de todos los tiempos y culturas.
Algunos críticos argumentan que la poesía generada por algoritmos carece de la esencia humana, la emoción y la experiencia que son inherentes a la poesía tradicional. Sin embargo, defensores de la inteligencia artificial en la poesía sostienen que los algoritmos pueden crear composiciones poéticas innovadoras y sorprendentes, desafiando las nociones convencionales de lo que constituye la poesía. (Poesía sin Fronteras)
Que puede imitar métricas, recursos literarios y
hasta emociones humanas, nos dicen.
Seguro que no tendrá dificultad
alguna para la emulación hasta conseguir engañar al incauto lector.
Pero nunca la IA será capaz de
escribir a tu modo, al nuestro. Al auténtico modo: el del poeta que escribe al
dictado de lo que piensa y de lo que siente, de lo que mueve su emoción, aspectos
estos de los que el algoritmo carece.
Podrá escribir un soneto de
métrica perfecta y de impecable rima. Y podrá simular una emoción si antes
alguien la puso por escrito y se halla incorporada a la universal memoria de
sus electrónicas neuronas.
Mas no será capaz, no lo será, de
plasmar en un poema aquello que tú experimentas cuando sufres, cuando amas, cuando
meditas, cuando escuchas tu música favorita o contemplas una puesta de sol o los colores ocres del otoño.
Será perfecta, impoluta,
incontestable, copiando-pegando-recreando. Re-creando. Y ahí quedará LA POESÍA.
No habrá nuevas corrientes poéticas. Barroco, Romanticismo, Realismo, Dadaísmo,
Simbolismo…
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| Foto de 8machine _ en Unsplash |
¡Vamos a preguntarle! y…
continuará en el próximo post.
viernes, 4 de julio de 2025
Festival de Poesía Vitruvio 2024-2025
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| Pilar recitando su poema |
No tuve la curiosidad de contarlos: veinte, treinta, no sé...
Escuchaban su nombre y se dirigían al estrado para leer uno de sus poemas.
Leer. Intuyo que "recitar" o "declamar" ha quedado anticuado, no lo escucho ya. Sin embargo, yo advierto diferencia entre leer un poema o declamarlo. Y, esta tarde, muchos leyeron su poema y alguno, algunos, lo declamaron.
"Recitar la prosa o el verso con entonación, ademanes y gestos adecuados" dice la RAE que es "declamar".
En el vídeo, Pilar declamando, sí, su poema.
martes, 1 de julio de 2025
Festival Vitruvio de Poesía 2024-2025
Los amigos de la poesía, y tú si disfrutas con ella, tenemos una cita este viernes cuatro de julio a las 19 horas en el Centro Riojano, en el número 25 de la Calle Serrano.
Ediciones Vitruvio celebra su festival anual de poesía y este año, además, su treinta cumpleaños.
Estaré encantada si te acercas a degustar este acto poético, en el que también yo disfrutaré recitando alguno de los poemas de mi libro "Éramos esto", publicado por Vitruvio en este último año.
martes, 24 de junio de 2025
Los sonetos de la dama portuguesa
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| Elizabeth Barret Wikimedia Commons |
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| Manos entrelazadas de Elízabeth Barret y Robert Browning Escultura de Harriet Hosmer |
jueves, 12 de junio de 2025
Románico
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| Zamora - Iglesia de Sta. Mª la Nueva - Archivo personal |
el eco de mi voz
y en el tiempo inasible el eco de la piedra.
Rumor ultramundano.
Sonido y signo.
La marca del cantero, cual herida silente,
entona pétreos cantos,
evoca manos firmes y rugosas,
cúpulas de equilibrio milagroso,
monstruos y canecillos,
futuro y medioevo.
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| Frómista - Iglesia de San Martin |
las loas a lo Alto
y el erótico enigma.
ha desasosegado mi mirada.
El eco de mi voz se ha diluido.
Pétreo y seguro,
tan sólo el de la piedra
lunes, 9 de junio de 2025
Feria del Libro de Madrid 2025
domingo, 8 de junio de 2025
OBRAS SON AMORES...
El esposo enamorado, una joven
extranjera, un puro crash en aquella España de luces y
sombras. El profesor y la alumna: dos adultos coinciden en un verano académico
y una cosa lleva a la otra, dirían hoy las redes: el flechazo no se hizo
esperar, tout à coup, juntos en la distancia y en la cercanía.
¡Cómo me dejas que te piense!
Pensar en ti no lo hago solo, yo.
Pensar en ti es tenerte,
como el desnudo cuerpo ante los besos,
toda ante mí, entregada.
Pero…había esposa, y atenta, a esos
tiempos de lírica se ve golpeada por la cruda realidad: le están birlando al
compañero de viaje conyugal, o mejor, él se aleja de su compañía marital.
Ese núcleo gordiano que fagocita
los poemas de La voz a ti debida (1933) no se desata, sino que
se aferra a un sentimiento inexorable; al principio, un amor destinado a una
mujer que no se nombra -pero no por ello deja de existir la amada-.
Los ojos lectores, ávidos y
sagaces, buscan y rebuscan revolviendo ropajes en un arcón para adivinar quién
es la mujer de esa poesía libérrima tan pronominal.
Mientras, las cárceles de
localidades asediadas se atiborran de prisioneros ideológicos, el profesor
universitario se deleita en comentarios lingüísticos; Lorca, reventado de Nueva
York, y Miguel Hernández con sus pulmones hechos trizas: no corren buenos años
para pintar grafitis libertarios en los muros de la universidad.
Leer una y otra vez a Salinas para
desentrañar el arcano de sus emociones que le llevan a arrebatos más o menos
transidos de sinceridad y realismo; no sé si a partes iguales, quizá por
momentos, impelido por la obligación sacramental, un yugo que le hace
permanecer al lado de su mujer tras cruzar fronteras europeas y océano. Tan
cerca de quien desasosiega unas líneas rítmicas, coloreadas de matices
polícromos.
El
poemario del autor que nos ocupa estas páginas rezuma esencia humana, vitalidad
algo añosa y estrechez convencional; toda una reflexión del lugar en el mundo
de cada uno de nosotros: ¿quiénes somos? Y, ¿hacia dónde vamos? Parece que
espera respuesta a su propia existencia, que hay instantes en los que grita
¿por qué?
En definitiva, toda una metafísica,
la sensibilidad nublando los sentidos en un acercamiento al platonismo, y en la
lejanía del horizonte, el mañana que es el hoy. De nuevo la vida, de nuevo se
impone la realidad.
Exorcizando la monotonía, un
mirarse adentro, el enrocamiento para surgir airado y airoso de lo que le habla
el corazón, de sus ansias psicológicas de estar, porque ser, ya son, ambos,
ella y él, siempre.
Analizar quién es ella, “hagan
apuestas”: el marido arrepentido que vuelve al lado de su mujer, el amante que
anhela desplegar alas: pero la cera se derrite y el tiempo, que casi todo lo
cura, los distancia: ubi sunt?
De un verso a otro saltan Petrarca
y Villon, lo etéreo y lo descarnado, horizontes efímeros y momentos rutinarios,
piropos fugaces, perdón eterno. Como el fuego que asola sus almas y se proyecta
en la pared, menos mal que Platón impone cierto orden.
Aquella donna angelicata,
se mueve y viaja, aprende, exige y ama, para olvidarlo al final en una fina
capa de “polvo enamorado”.
El impulso creador no cesa y Pedro
Salinas, académico admirado, protegido y protector irrumpe en unas décadas
procelosas, llenas de tristura; su prodigioso conjunto literario obra el
milagro de amar para observar la belleza femínea. No se resiste al abandono
porque la mira y la presiente. Centro del universo, gravita en una mar de
estrellas: supera las vicisitudes históricas para ganar espacio y tiempo, unas
coordenadas que transforma en imágenes y símbolos más allá de los objetos
mortales, auténticos recordatorios de su finitud.
Margarita
Bonmatí y la estudiante norteamericana Katherine Prue Reding
Los poemas del autor trascienden lo
cotidiano, y se remontan a una dimensión divina, casi evanescente y se aferra a
su imagen, luminosa y resplandeciente, para que no se la escamotee la rutina.
Nos muestra el camino de la ética y
la estética en esa búsqueda esencial de una mujer que, de tanto adorarla,
pierde sus atributos corpóreos y deviene en un ente de dudosa apariencia, casi
espectral, pero nunca sombría.
Como si la Santa de Ávila le
insuflara un último hálito, la mujer amada es genuina inspiración en unas
líneas rítmicas de versos cortos y sueltos al modo gongorino: metáforas
elaboradas y quiasmos intensos: cincel, escuadra y cartabón; la perfección técnica
no se hace esperar y los movimientos vanguardistas foráneos lo acogen en su
polifonía artística.
Compromiso sociopolítico en
entredicho, cierto; su exilio rasgó las vestiduras de los más afines del ramo y
los tranquilizó, también, por qué no: una voz como la del maestro no debería
sufrir los asedios franquistas que llegaban; de Sevilla a Murcia y de ahí a
Cambridge, luego Puerto Rico y Massachusetts. Célebres su Seguro azar, Presagios y Amor
en vilo, el mantra de su producción literaria: Amor y siempre amor,
exaltado y dolorido, sufrimiento comedido. La “amiga” y él en completa
conjunción de júbilo, todo un diálogo sin altisonancias.
Crítico y ensayista, amigo de Jorge
Guillén. En 1951 muere el gran poeta, en Boston.













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