Más allá de toda la literatura que inunda internet sobre esta generación, mi opinión de hoy no pretende ser un escupitajo dominical sino una descripción de cómo vivo yo, boomer irredenta, la existencia de los “ojos de besugo” cual emoticono en la red.
No
hay acuerdo ni en cómo escribir el término que engloba a quienes tienen en la
actualidad una edad entre los 32 y los 42 (año arriba, año abajo): que si con
doble ele, que si con doble ene, que si son los Y, los que siguen a la X o
preceden a los Z.
Por
más letras que pongamos, los “milenial” estorban, sí, sin paliativos, están a
medio hacer, les falta un punto (por ser generosa) de cocción, un último hervor:
han reducido su interacción social y lingüística a la mínima expresión.
Por
partes. Y siempre desde mi punto de vista personal, testado una y otra vez, uno
y otro día en uno o en otro sitio, diré que poseen nula capacidad de reacción:
siempre están en medio de todo y de todos: quietos, sin moverse, esperando que
alguien les dé la indicación de que se aparten: que quiero introducir el tique
del aparcamiento en el cajero y tú estás delante, “pasmao”; que su carrito de
la compra interfiere mi acceso a la rampa mecánica para llegar a mi coche… se
les pide perdón, se giran, y la misma cara de lerdez supina de siempre; que los
cochecitos eléctricos en que pasean por el centro comercial a su prole, te
rompen el tobillo, ¡ay!, es que no me he dado cuenta, que su niña se tira al
suelo haciendo la croqueta y berreando como cerdo en la matanza…dejémosla que
exprese su interior exaltado. Vaya amasijo de “destalentaos”.
Están
y parecen ser un musgo. Como tiene que haber de todo, ahí van los “milenials”
que pueblan un universo en el que está prohibida la palabra NO, por ejemplo, que
lo mismo se trauman sus vástagos, pobrecitos…; nunca amplían el foco más allá
de su ombligo, porque alguien, tan “milenial” e “iluminao” como ellos, les ha
dicho que trabajen la improvisación, las energías, la conexión mente-cuerpo, el
“jipismo trasnochao” y que den rienda suelta a las emociones…claro, que estos
dictados les explotan en la cara de “acarajotaos” que lucen porque no han
cultivado la decisión, la resolución de conflictos y la empatía en tantas
situaciones vitales. El día que tocaba la lección del ser humano es un ser social,
se la perdieron o estaban a por uvas.
Se
mantienen en una parálisis física y conductual que bloquea al resto que les
rodeamos.
Me
estoy dando cuenta de incumplir mi promesa inicial, y sí, me está saliendo de
las tripas un escupitajo contra ellos.
Por
hoy, basta; solo me gustaría añadir la pena que siento por los profesores que
les toca enseñar a esta patulea de hijos de “milenials” durante la educación
académica que les imparten, porque de la otra, de la educación emocional y
social…ni atisbo.
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