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martes, 28 de octubre de 2025

Verdades a trozos

                    Kintsugi, Ortega y Corto Maltés

Kintsugui
“Timeless Magic”, 2023. Artículos Raku negros de la era Taisho (1912-1926), laca urushi, oro de 24 quilates y resina. Foto de Naoko Fukumaru.

Con este texto podríamos reflexionar sobre cómo recomponemos nuestras verdades  rotas, al modo del kintsugi: reparando fisuras, aceptando cicatrices y dejando que el oro se introduzca en ellas. Podemos explorar nuestras propias piezas, nuestros fragmentos y el nuevo yo que emerge al unirlos.

Publicado originalmente por mi en otra plataforma, esta versión contiene un añadido personal, una mirada ampliada que la convierte en la definitiva. 

La técnica japonesa del Kintsugi se aproxima al deseo del gran historietista Hugo Pratt, creador del inefable Corto Maltés, por alinear sus orígenes y recomponerlos a través de todas las piezas vitales por las que pasó durante sus 68 años. Esa técnica centenaria de carpintería dorada, repara las piezas de cerámica rotas, sin disimulos entre las junturas, con el uso nada discreto de un esmalte impregnado de oro, plata y platino. De esta manera, resulta difícil que pase desapercibida. Va a brillar siempre con una imagen única y diferente a la primigenia. 

El Kintsukuroi, por lo tanto, me sugiere el dicho: “de la necesidad, virtud”. En resumidas cuentas se trata de reparar un error, un defecto haciéndolo agradable a la vista. Por otro lado, si lo expresamos en román paladino, es casi (la importancia siempre del casi) igual que el famoso plato roto: a pesar de pegarlo, siempre estará roto. Tenemos, al menos, dos posturas ante una misma realidad. Dos actitudes cuando uno observa la botella. Y de ahí a toda una panoplia llena de filosofías.

Ortega y Gasset nos lo advirtió: la importancia de las circunstancias de uno mismo. Y yo añadiría: las verdades de uno mismo. “Yo soy yo y mis circunstancias”. Yo soy yo y mis verdades. Por eso, porque son mías.

Verdades que las consideramos absolutas, con pocas dudas y muchas certezas: “Te lo aseguro”, “me consta”, “lo sé de buena tinta”…; nuestro lenguaje está plagado de expresiones rotundas y tajantes, sin fisuras: “porque yo lo digo, y punto”; lo llevamos marcado en nuestro adn sureño y enfático. Nos gusta la hipérbole: “me muero de miedo”, “me parto de la risa” y así…exponencial.

Al modo de Corto Maltés que se grabó la línea de la fortuna con una navaja y la escondía por el mal trazado que dejó en la palma de su mano, hacemos gala de nuestras verdades a grito herido y luego las escondemos, por si las moscas. Todo un universo muy personal, muy relativo con pretensiones de convencer al prójimo, de traerlo a nuestro terreno. Los debates políticos, las tertulias televisivas, los coloquios intelectualoides constituyen claros ejemplos de imposición de verdades taxativas que pretenden soslayar una fanfarronería e inmadurez solemnes de sus protagonistas. Abogo por la tolerancia y la pluralidad frente a la uniformidad; por el buen talante, ahora y siempre.

La heterogeneidad de las minúsculas piezas quebradas de una terracota, el diverso origen de nuestros antepasados, la pluralidad de pareceres y opiniones configuran una forma de ser abierta, con amplitud de miras sin estrecheces ni apreturas sino esperanzada hacia nuevos horizontes. Despejemos la maraña mental que nos aturde, salgamos a “reunirnos” solidariamente con un pegamento flexible y dúctil. Compartir, sumar, acercar, comprender…vivir con (o ¿convivir?). Debemos creernos con las tripas la cantinela de aceptar sin arrogancia lo diferente, saludar y acoger al lejano, esperar y dar…pensar y hablar bien, respetar. Escuchar y sonreír, construir. Pero con verdades, no medias verdades.

Como el kintsugi o como el marinero

Como el kintsugi o como el marinero, el ser humano es capaz de recomponer algo nuevo con sus circunstancias personales para armar una colectividad saludable, veraz, revitalizada, llena de verdades, insisto. Vivimos inmersos en los –ismos: escepticismo, pesimismo, relativismo, victimismo, edadismo…poco artísticos y nada vanguardistas de antaño. Quizá una buena receta para elaborar un menú digerible consistiría en calmar al quejoso, acallar esas alarmas disonantes que nos llegan desde posturas ideológicas extremas, aguijonear al indolente que se deja arrastrar por la masa amorfa, despreciar al maldiciente, nada conciliador y detractor del bien social, y de postre, ironía y sarcasmo al prepotente. Bajarlo de la nube a la realidad, a la verdad. Igual tenemos que emprender los viajes que realizó Corto Maltés para aprender a pegar los platos rotos, para contar nuestra verdad y esmaltarla con las otras verdades ajenas. Verdades completas y no medias verdades.

Inquiero: ¿han leído nuestras autoridades a Ortega y Gasset? ¿Saben recomponer las piezas desencajadas? Querer es poder…”Me parto de la risa” (sin paliativos hiperbólicos).

(Publicado en El Obrero en Enero de 2021)

Armamos nuestras verdades a trozos y descubrimos que la reparación no borra las grietas, solo las celebra. - Pilar Úcar.

lunes, 20 de octubre de 2025

Piropos que esconden acoso

                                                Lo que muchas mujeres no quieren escuchar

Piropos o acoso

Si bien este artículo ya fue publicado por mi en "The Conversation", hoy lo traigo aquí para los lectores del blog, considerando que se trata de temas que deben ser de interés general
 
“¿Has visto? ¡Qué mal se conserva esa tía para su edad!”

 En no pocas ocasiones hemos escuchado proferir expresiones denigrantes y vejatorias dirigidas a las mujeres: “Estará con la regla”, “anda con la menopausia”, “mira qué buena está”, “¿dónde se cree que va vestida así?”

El lenguaje se convierte en un arma de acoso sexual. Y no solo se trata de hostigamiento marcado por la jerarquía del “acosador” hacia la víctima, sino que se da este tipo de situaciones entre iguales, sin distinción de rango, en una situación simétrica profesionalmente pero asincrónica en cuanto al trato y tratamiento en ámbitos públicos y privados.

Todo ello supone una regresión y una vuelta al primitivo, al modo carpetovetónico de tantos referentes que conocemos. Quienes ejercen el acoso verbal.

El lenguaje identifica a cada uno y habla de su propia personalidad, de su comportamiento individual. Estos acosadores actúan así porque lo han hecho de niñoslo han visto en el núcleo familiar y en su ambiente más próximo.

Está relacionado con galanteo de otras épocas, el protocolo para cortejar a la fémina con el poder de la palabra, revestido de un donjuanismo atávico y en no pocas situaciones con la intención de molestar e intimidar (“¡Pero, mujer, si solo es un piropo!”).

Posición de poder y autoridad

La persona que piropea siempre está en una posición de poder y autoridad. En este tipo de acoso, el acosador se siente con el derecho de interpelar a las víctimas en la calle, en el trabajo, sin haber recibido previamente su consentimiento y entendiendo que sus comentarios hacia las víctimas están justificados, son halagos o son socialmente aceptados. La palabra lanzada supone que la persona que recibe esa “lanza” nos pertenece, la hacemos nuestra sin pedir permiso, así, porque sí.

De momento, hay muchos países que tienen una legislación en contra del acoso callejero como Portugal, Bélgica y Holanda en Europa, y Perú (pionero en Latinoamérica), Chile o Costa Rica.

En España no hay aún legislación específica, aunque desde el Ministerio de Igualdad se está depurando el borrador de La ley de libertad sexual que incluirá en el Código Penal el delito de “acoso ocasional” el conocido como “acoso callejero”, es decir, aquellas “expresiones, comportamientos o proposiciones sexuales o sexistas” que pongan a la víctima en una situación “objetivamente humillante, hostil o intimidatoria”.

Se trata de proteger de forma integral el derecho a la libertad sexual mediante la prevención y la erradicación de todas las violencias sexuales, que afectan a las mujeres de manera desproporcionada, como manifestación de la discriminación, situaciones de desigualdad y las relaciones de poder de género.

Hasta ahora solo estaban penadas estas situaciones en el ámbito de la violencia doméstica, esto es, entre familiares, pareja o expareja. En este tipo de circunstancias, la palabra clave es “consentimiento”: si la víctima que recibe la expresión ofensiva no la ha deseado, se considerará delito.

Ante la falta de denuncia hay que atender este problema con actos preventivos más que reactivos, tales como campañas de concienciación sobre qué es el acoso y cómo se puede determinar, y destinar recursos para facilitar y favorecer una educación igualitaria. Toca volver a aprender: desaprender y reeducar atendiendo siempre a los derechos individuales; recuperar el valor de la palabra conciliadora para evitar comportamientos abusivos.

Lance sexual indeseado

El acoso verbal consiste en un lance sexual indeseado, una intrusión no solicitada de los acosadores en los sentimientos, pensamientos, actitudes, espacio, tiempo, energías y cuerpos de las víctimas; muchos de ellos tienen su origen en el desdén y provocan “la descalificación y la anulación”. Suponen una bofetada, un ninguneo, incluso todo un chantaje.

Algunos estudios realizados sobre el acoso verbal a una amplia muestra de mujeres demuestran que el 72 % no consideraba apropiado silbar a una mujer por la calle, mientras que el 20 % afirmaba que es aceptable en ocasiones; el 55 % calificó esta práctica de “acoso” y solo el 20 % afirmaba que era “cortés”.

En las últimas décadas han surgido grupos como Stop Street Harassment o Hollaback, la campaña Stop Telling Women to Smile_ (“Dejad de Decir a las Mujeres que Sonrían”) e iniciativas muy secundadas como Cards Against Harassment (“Cartas Contra el Acoso”), todas ellas con la pretensión de visibilizar y denunciar situaciones de acoso verbal.

Recuperemos el halago familiar cálido y afectuoso, un reconocimiento y premio que nos llega de la voz del otro como una mano tendida al corazón; una palabra amable sin intención perversa, sin jerarquía ni preminencia hacia el próximo, sin deseo de someter y subyugar.

Nuestras palabras hablan de nosotros. La palabra es producto de nuestros pensamientos, que pasan a ser emociones y estas se verbalizan y se muestran en actos concretos.

Nuestro objetivo será desterrar palabras agresivas, insolentes, procaces y subversivas, desconsideradas, faltas de urbanidad y respeto que se cuelan de malos modos en las relaciones humanas, sociales y profesionales contraviniendo las reglas del juego y del trato.

- Pilar Úcar

(Publicado por mí en The Conversation en mayo 2021)

sábado, 18 de octubre de 2025

Cien pactos

 

Escribir evita la desaparición por borrado

Alguien dijo: “he aprendido que escribir es firmar un pacto con la desaparición”.

Esta publicación es la número 100. Hasta hoy, este blog habría firmado cien veces cien pactos con la desaparición.

Yo pienso más bien que escribir es un acto de fe en que, aliados el lenguaje y el tiempo, alguien alguna vez, en algún momento, detendrá en lo escrito su mirada interesada.

Brindaremos por los próximos cien pactos.

domingo, 12 de octubre de 2025

Feliz día, Pilar

Feliz día
 (Por M. Regalado)

Doce de octubre. Connotaciones religiosas y oficiales pero no sólo (permanece mi afición a esta tilde, aunque hoy una Pilar me lo reproche), hoy es también el día en que, entre "Pilar" y "María Pilar", casi 380.000 mujeres en España (eso dice el INE) están celebrando el día de su santo.

Feliz día a todas.

Y, claro está, a la propietaria de este sitio, a Pilar Úcar: ¡Feliz día, amiga!

Ella mantiene esta página con esa sabia mixtura de rigor y humor que hace que, al leerla, puedas imaginarla con una ceja levantada y a la vez con una sonrisa. Y en ocasiones con algún gesto pelin irritado, síntoma de estar concibiendo alguna de sus famosas “impopularidades”.

Y aunque corregir exámenes debería dar derecho a canonización, el amor por lo que hace la mantiene ahí, haciendo de cada clase un pequeño viaje por la belleza del lenguaje y sin perder la fe ante una generación que piensa que los acentos son opcionales.

Felicidades, PilarElla sabe que una buena palabra puede cambiarlo todo. Y es capaz de combinar la firmeza de una regla ortográfica con la delicadeza de un buen poema.

Felicidades de nuevo, Pilar. Permítete hoy dar festivo a tu mente siempre bullente y, aunque sea por un día, disfrutar de un merecido punto y aparte.

miércoles, 9 de julio de 2025

El lenguaje de la enfermedad


Leo en El País: El actor australiano JulianMcMahon  falleció el miércoles 2 de julio a causa del cáncer, según ha revelado este viernes su esposa: “Con el corazón abierto, deseo compartir con el mundo que mi amado esposo murió pacíficamente esta semana después de un valiente esfuerzo para superar el cáncer”.

Solo voy a reproducir este párrafo, porque me conmueve los cimientos más profundos de mis entretelas, o sea, que me produce un cabreo colosal, un disgusto morrocotudo; y no es por la muerte del actor, lamentable, cierto, sino por una parte del comunicado que ha redactado la viuda, en concreto, la frase que destaca “murió pacíficamente…después de un valiente esfuerzo para superar el cáncer”.

No me cansaré de abanderar, difundir, promover la idea de que no se trata de una lucha contra el cáncer, ni contra la Ela, ni contra la malaria…añadan la enfermedad que deseen, la que más pavor les provoque, la que mejor conozcan.

Es cierto que al hablar del cáncer siempre se hace en términos beligerantes: el enfermo lucha denodadamente contra un gigante. Porque esa es la imagen que mantiene de manera insistente el discurso social.

He impartido conferencias, participado en foros, asistido a medios, escrito artículos al respecto y lo hago desde la más sentida, sincera y doliente experiencia.

Como paciente de cáncer, nunca, nunca sentí que tuviera que blandir una espada y clavársela a ese monstruo que me tenía postrada en la cama, aislada en la habitación del hospital, con fiebre altísima, aplásica, dolorida y semiinconsciente, inerme y sin hálito para contestar a mis hematólogos.

Nunca me exigieron una sonrisa, ni una actitud combativa, y me consta que existen facultativos que lideran ideológicamente la lucha perpetua contra la enfermedad: expresiones del tipo: “¡venga!, un poco más, sigue, no te rindas, campeona, tú puedes…”

Verán: ni somos campeones, ni nos da la fuerza ni el ánimo para pelear y mucho menos para batallar y rendirnos. Ya tenemos bastante con el tratamiento, las pruebas médicas, las medicinas e intentar conciliar unas horas el sueño.

No estamos en una justa medieval ni tenemos que demostrar a nadie esfuerzo, valentía… Aquí lo dejo, porque mis hijos me acaban de recordar: “mamá, tu cáncer es tuyo, y el de los demás, el suyo”. Parece que ese sentido de pertenencia personal e intransferible permite que cada enfermo de leucemia, migrañas, fibromialgia… adopte su propia actitud.

Habría mucho que hablar sobre el valor, la fuerza y el daño de las palabras (queda pendiente)


viernes, 4 de abril de 2025

El río Arga a su paso por Burlada


Río Arga

Me gusta siempre que vuelvo a esa localidad navarra, cerca de Pamplona, asomarme y ver la porción de corriente que enmarca la ventana de mi cuarto. Únicamente un trozo de la fluida longitud del Arga hasta llegar a su desembocadura…en el Ebro.

El Arga, cada vez más ancho y plano, limpio ahora, turbio en otras ocasiones. Calmo y plácido, discurre por sus márgenes sin sobresalir de los límites, evitando sobresaltos.

Cuando se desboca, suena a estruendo, llega hasta las casas próximas, anega huertas y chabisques, y ese ruido en la noche silenciosa que despierta a los vecinos, y a los animales domésticos…. Ese ruido atemoriza. Es un rugido que traga y envuelve todo lo que encuentra a su paso. A mí nunca me ha pillado en una de esas.

El río atraviesa diferentes poblaciones forales y cambia de aspecto estacional y fluvial.

Para todos los gustos. Aficionados a la pesca, palistas en piraguas, bañistas estivales…A sus orillas descubro la nogalera o la chopera, para mí siempre será la arboleda, un término más genérico sin distingos arbóreos, y sobre todo, muy familiar.

A la sombra, bancos y senderos, paseos de caminantes dominicales: chubasquero, bolso cruzado, algún bastón y…¡¡hala!! a echar alguna hora matutina.

Calderetada en honor a la Virgen de la Asunción en un agosto solanero, fiestas y jolgorio de jóvenes y abuelos, reposo y bailes, comida y chistes. El Arga lo contempla y sigue su curso…

El verde primaveral y el marronoso del otoño, el desolado invierno y el florido verano: suma y sigue; la vida se abre paso más allá del tiempo en una población marcada por un río que a veces la inunda, la sorprende: agua de susto, catástrofe urbana y vuelta a empezar.

Ese río recorre el depósito del agua, lo deja de lado, allá arriba en una colina de cúspide curva, redonda, nada escarpada, fácil de acceder.

El Arga se tapa los oídos durante las noches de fuegos artificiales. Siempre desde mi ventana. La carretera acerca coches que visitan Burlada, centro cultural de jóvenes y maduros; sociedades gastronómicas, txokos y escuelas. Nuevas plazas, nuevos nombres y habitantes que llegan de otras latitudes nacionales y extranjeras. Parques, tiendas que cambian de nombre y de dueños; colegios y escolares, bilingüismo. Pintadas de otros tiempos y grafiti actuales.

Se oyen las campanas de la iglesia más próxima; cielo nublado que amenaza lluvia: ¡¡ay, los tejados!! Cuidado con el río que amenaza con escaparse del redil…Vuelve la tranquilidad desde mi ventana.

El puente viejo, muy cerca, permite que transcurra bajo sus ojos poco apuntados y rodeado de una vegetación matizada; se mezcla tierra fértil con las ramas que flotan, arrastradas por la corriente. En momentos de sequía cuesta atisbarlo, casi no se aprecia su caudal y parece que lo ha engullido la tierra, que se ha evaporado, pero ahí sigue, perenne su cauce, más allá del tiempo.

Me reconcilia su visión, esa imagen que desde la capital se convierte en idilio y que en su presencia, al abrir el cristal, me devuelve memorias pretéritas y recuerdos muy de ahora.

Yo he vivido en Burlada, de cara al Arga al que es difícil darle la espalda…visita obligada y deseada.

(Publicado en marzo de 2022 en El Obrero)

viernes, 21 de marzo de 2025

Nunca borrar

 UNA TÉCNICA DE ESCRITURA PARA EVITAR EL OLVIDO

Una técnica de escritura: Escribir, escribir siempre y nunca borrar


Cuántas veces preguntan a los escritores más o menos exitosos cómo escriben, es decir, dónde han aprendido a escribir, la técnica que utilizan, cómo organizan los personajes, o seleccionan los contenidos, en qué se basan, cuáles son sus fuentes de inspiración.

¡¡Y cuántas sorpresas de muchos colores nos deparan sus respuestas!!

Un buen puñado de firmas famosas suelen contestar que a escribir se aprende escribiendo y que ellos lo han hecho desde muy temprana edad, y por supuesto, leyendo. Y escuchando historias a los abuelos, a algún tío que volvía de ultramar y contaba sus viajes de intrépido marino.

Yo creo que para escribir hay que fijarse mucho, y mirar mucho también: con los ojos de la cara y de la inteligencia, y observar. Ojos de búho atento. Siempre con la antena conectada.

Mirar y no dejar de mirar. De la mirada a la imaginación y a la fantasía. Inventar vidas, conversaciones, crearlas y recrearlas a nuestro gusto y manera. En la marquesina del bus esperando el trasporte público o la ruta escolar, en el súper o en el parque, en los teatros y en las calles…con mascarilla y con la distancia social reglamentaria, ¡¡pasan tantas cosas!! Y todos los días, solo hay que estar “ojo avizor”. Y a escribir…

Pero la memoria es frágil.

La mayoría de los escritores coincide en el truco y la estrategia de apuntar, y apuntar de todo. No sé si a la manera de nuestros antiguos apuntes académicos, o sí, tal vez ayude… ahora no tanto porque casi todo va en ordenador… esos folios de notas tomadas en clase a toda velocidad, llenos de símbolos y abreviaturas que solo el dueño era capaz de entender, han sido sustituidas por los audios y el tecleteo.

Escribir listas de cosas por hacer, cosas que comprar, cosas que recordar, muchas cosas…me estoy repitiendo, lo sé: pero ocurre que en parte la técnica de la escritura consiste en eso: en repetir. Borrar, NUNCA, en mayúsculas. Trazar esquemas, flechas, guiones y comillas, todo un diseño de simples bocetos que van a cobrar vida con el tiempo, a corto, medio o largo plazo.

Y no cejar en el empeño como muchos dicen hoy en día. Continuar…


Escribir es una labor de artesano, de soplar poco a poco el cristal o moldear con tesón el barro.

Papeles y papelitos metidos en tantos  sitios  luego olvidados y vuelta a escribir.

Y todo vale. Yo defiendo que cuando nos viene una idea no conviene dejarla escapar.

Una idea, un pensamiento, una opinión, un argumento o una emoción. Y plasmarla: cuanto antes, mejor.

Recuerdo nuestras redacciones: “La primavera”, “¿Qué vas a hacer durante el verano?”, “Describe el fin de semana”… Lo de siempre, y nos parecía monótono y aburrido. No, en absoluto.

Ahora nos devanamos la sesera en lograr pura originalidad, llegamos al estrambote y a la psicodelia. Y yo entono el mea culpa, claro que sí.

Conviene escribir para no olvidar: las historias que escuchamos o las vivencias propias; para realizar un ejercicio de memoria tan devastada por ciertas moderneces educativas.

Y una vez ya con ganas y tiempo para escribir, avanzar unas líneas más: añadir recuerdos, imágenes y sentimientos; llenar el prosaísmo de la cotidianeidad de algo nuevo, o dejar la realidad tal cual la vemos o nos la plantean.

Reposar. Dejar que descanse el escrito. Nunca revisar inmediatamente lo que acabamos de expresar. Los ojos y el cerebro, somos conscientes de que para escribir empleamos algo más que los apéndices digitales, no dan más de sí. Que se echen una siesta un rato.

Y luego, después de pasear al perro, o ver una serie, o preparar la cena…retomamos lo que ya forma parte de nuestra historia. Verba volant…y ahora es cuando acecha la tentación: con pálpito releemos, y la temible tecla “delete” nos espera sonriendo para que la pulsemos. NO: Borrar, nunca.

Si lo hacemos una vez, entramos en bucle y no dejamos de escribir y borrar, escribir y borrar, encadenando eslabones de un cordón interminable.

Propongo una lectura tranquila sin ánimo justiciero: y a partir de entonces, modificar, añadir, cortar, aumentar a modo de patchwork.

Ya tenemos la segunda versión. Deberíamos buscar a un “sufridor” como en antiguos concursos para que nos escuche lo que acabamos de reescribir: a poder ser alguien que nos aprecie pero que no sienta amor desmedido por nosotros.

Tendremos de esta manera dos puntos de vista: el ajeno y el propio. Nosotros mismos nos vamos a escuchar y parece que estamos en otra sintonía. Nada más lejos que sentir de nuevo la dichosa tentación de borrar.

Después de este ejercicio oral y del esfuerzo que hemos realizado, un nuevo descanso.

Sí. Escribir es una labor de artesano, de soplar poco a poco el cristal o moldear con tesón el barro. De nuevo, ante ese primer y retocado intento de escritura, leemos y damos los últimos toques.Ya tenemos unas líneas definitivas para entregar.

Borrar, nunca.

(Publicado en 2021 en El Obrero)

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domingo, 9 de marzo de 2025

Ceremonia de los premios Blanco, Negro y Magenta 2025

  

Blanco, Negro y Magenta
El pasado viernes 7 se celebró en el auditorio del Museo Thyssen una nueva edición de los premios que concede la Asociación Blanco, Negro y Magentauna asociación de mujeres artistas que trabaja desde las artes visuales sobre el concepto de igualdad; además de dar visibilidad a las mujeres artistas y denunciar las injusticias que se producen contra las mujeres, la asociación lleva a cabo una continua lucha contra la violencia machista.

El viernes a las 6 de la tarde, nos reunimos un numeroso público en un acto festivo para reconocer el trabajo de las fotógrafas María Antonia García de la Vega y Soledad Córdoba; premiar al mejor aliado: Luis García Montero, a la Fundación Enaire y al programa El intermedio por sus secciones “Goles son señores” y “Mujer tenía que ser”.

El premio al compromiso fue este año para Cristina AlmeidaPaca Sauquillo y Manuela Carmena.

Hubo danza, aplausos, sonrisas y carcajadas, afecto y ternura. Recuerdos a quienes no nos acompañan ya, deseos de solidaridad y ganas de continuar estableciendo puentes, rompiendo muros. Una red de manos amigas desde el arte creado por mujeres. 

sábado, 1 de marzo de 2025

Esos cielos de verano... tan bonitos

cielo nubes caprichosas
cielo en A Guarda (Pontevedra) - archivo personal

Me distraigo con los hombres y las mujeres del tiempo.

Se mueven por la pantalla en un ir y venir frenético, imparable, ademanes por doquier, gestos y más gestos, bamboleo de brazos y manos, señalando aquí y allí. Imposible concentrarse. Quizá son los nuevos “tiempos” que marcan modas y épocas, lejanas de otras anteriores.

Al final, acabo consultando qué va a hacer mañana o como mucho en los próximos tres días, en mi móvil. Sin animación, “quieto parao” y así retengo lo que me interesa.

Y a partir de ahí, de esos datos…me gusta mucho contemplar los cielos de verano.

Como los pescadores, o los pastores y agricultores que amanecen (o antes, incluso) y levantan la cabeza, en silencio a ver cómo vienen dadas hoy. Expectación diaria.

cielo en Dubrovnik
cielo en Dubrovnik - archivo personal

Yo miro por la ventana y observo colores, siempre hay matices, un cromatismo que se percibe con ojos de bienestar, sorpresa, miedo, ilusión…imprevisibles, tal vez: distintos, siempre… más allá de la latitud donde uno se encuentre.

Siento predilección por la gama de los metalizados: grises que conocí en las pinturas de El Greco, envueltos y cubiertos por un blanco manchado de cúmulos o nimbos…también los estratos se superponen.

Y por los celestes velazqueños que no siempre son azules, sin más, recorren la claridad y la oscuridad a su gusto.

cielo azul
cielo en Madrid - archivo personal

Los enrojecidos de los impresionistas se acercan a la mínima expresión de un cielo delineado, y los cubistas enmarcan una planicie celeste sospechosa y poco natural.

Amanece y por el norte se anticipan temperaturas cálidas pero el cielo aventura más bien lluvia. Día cubierto de nubes espesas que recortan un paisaje verde intenso. Grises suaves y resquicios de un blanco incipiente, el horizonte apunta tormenta. Parece que se desplazan esas masas apagadas allá arriba, lánguidas…en la paleta etérea se adivina un día de bochorno veraniego.

mar y cielo reflejos
cielo sobre el Duero en Zamora - archivo personal

Amanece por el centro y el día tornasolado de una bruma mullida promete calor. Mi retina capta un blanco tiza enredado en el azul pastel.

Son cielos bonitos: de verano. Muy característicos en muchas ocasiones de nuestro ánimo, de nuestros ánimos. Pigmentos para todos los gustos.


Quizá solo sean reflejo de nuestro propio sentir, proyectado hacia el exterior. Están ahí para ser observados, termómetros de un tiempo, de un verano más que discurre estacionalmente a puro brochazo coloreado.

Cielos atronadores, inquietantes, despejados y relampagueantes. Cielos cantados y repudiados, rimados y fraseados. Apuntados y señalados desde la tierra, sobrevolados y superados, místicos y humanos. Suplicantes y agradecidos, expresivos y prometedores. Metafóricos e imaginados.

Amanece en el norte y en el centro. También en el sur y en Levante.

Esos cielos de verano…

(Publicado en El Obrero en agosto de 2021)

sábado, 22 de febrero de 2025

Manos de Goya, Dedos de la IA

las manos de la IA
la IA y sus manos de seis dedos



Me mandan fotos de la IA cuando se le piden imágenes de manos y dedos. Y ella, ni corta ni perezosa, aumenta los dígitos, y en lugar de 5 al apéndice manual le atiza uno más.


Inmediatamente pienso en Goya, en el magnífico artista redivivo que se manifiesta en la actualidad y en el Greco, que también  ve cómo le suplantan la forma de pintar manos y dedos: el maño torpe en su trazado según algunos expertos, el toledano de adopción, sensual y femíneo.
Goya detalle última comunión San Jose de Calasanz
Goya - Detalle de
Ultima comunión de S.José de Calasanz
El Greco Pio V
Pío V  -  El Greco

Manos y dedos que dan para no pocas conversaciones eruditas y populares; más allá de las que perfilan las manicuristas, encontramos las gestuales y parlanchinas que palmotean el viento, cual abanico estival. Unidas la falange, la falangina y la falangeta a la palma tenemos una manaza, que no “un manazas”, aquel que a mano abierta te atiza un zasca, o encontramos una manito (allende los mares), que no “un manitas” o saludamos al que se toma el brazo después del apretujón que te la destroza (conviene evitar caireles que adornan dedos). Pero (casi) siempre son 5 dedos los que conforman una mano.

Menos en la IA, que se deja llevar por su euforia y con un toque de hipérbole las hace prolíficas: manos con más dedos, de los habituales. Vaya lío que se haría el de Fuendetodos si tuviera que retratar más apéndices o la que armaría Doménikos para recrear esa extremidad tan difícil encima del pecho.

La IA tiene vida propia, hace lo que le viene en gana, y si cuela, cuela y si no, a otra cosa mariposa.

Aunque bien mirados…lo mismo se trata de un reflejo del foco, del ojo, de la sombra…


martes, 28 de enero de 2025

¿Qué hacemos con las palabras?

 

palabras

Palabras y más palabras: la palabra proferida, la silenciada, la palabra traducida y la interpretada. Esa palabra que nos ahoga…
Escuchamos palabras, muchas. 
La palabra fija realidades, tiende puentes y quiebra barreras. 
Hablamos y lo hacemos desde nuestras entretelas; creamos redes verbales llenas de sentimientos, afectos y desencuentros. La palabra pronunciada a voz herida, la que se escapa a puro grito y la que clama reflexión.

Contamos sentires y expresamos quereres; la palabra que entendemos y la que nunca llegaremos a comprender.

El abismo entre la comunicación o la ignorancia. Somos seres sociales y necesitamos establecer canales: el lingüístico, imprescindible, y el cultural, sin lugar a dudas. Ahí tenemos el binomio abierto por el que se escapan ideas, prejuicios, deseos, pensamientos, ilusiones y vida.

El ser humano posee la capacidad de desarrollar estas coordenadas con el fin de aproximar al otro, y así facilitar la sonrisa facial, reflejo del entendimiento mutuo.
En alguna ocasión he hablado del papel mediador que cumplen traductores e intérpretes. De su relevancia en la actualidad; resulta necesario traducir e interpretar textos, informes, discursos, acuerdos y resoluciones, mensajes privados y consensos colectivos.

Mucho se nombra el cliché de la “torre de Babel” y la imaginación febril de quien suscribe estas líneas se desboca provocando fotogramas caotizados en un batiburrillo de márgenes sin definir, un totum revolutum cuya confusión solo conduce al marasmo.

Si ya Alfonso X en sus famosas Partidas animaba al estudio y al trabajo conjunto entre discípulos y maestros, o Cervantes instaba a la impresión de libros en su obra canónica, si el Padre Benito Feijóo se esforzaba denodadamente por desterrar supercherías o José Cadalso describía viajes y costumbres, sería porque ellos entre otros muchos algo sabían de tradiciones, cultura e idiomas…cada uno en su género, desde su esquina literaria: leyes, teatro, novelas o cartas.
Fueron algunos de los pioneros que anhelaban la luz en ese galimatías que provoca el fruncimiento de quien ignora los entresijos de mensajes imposibles de descifrar.


Por eso, hemos de pensar en una lengua con palabras; dicha afirmación no debe considerarse perogrullada. Traducir e interpretar consiste en emplear la palabra como portadora de la idea: única llave para abrir y explicar conceptos, para visualizar obras y acciones, para testificar a los demás lo material y lo espiritual. Quevedo, Montaigne, Unamuno…versaron y fabularon con palabras plenas de verdad, crearon mundos propios de la naturaleza humana convencidos de que el hombre lo es por la palabra, auténtico y genuino instrumento para mostrar nuestra propia forma de percibir el mundo, por lo tanto, el reflejo cultural de una sociedad en un momento determinado.

París acoge una institución, en la que he impartido varias conferencias hace unos días: el antiguamente llamado Institut Supérieure d’Interprétation et de Traduction (ISIT), que hoy recibe el nombre de Institut de Management et de Communication Interculturels.

Muy interesante si analizamos la nomenclatura actual según lo que venimos contando.

Creo que no es muy arriesgado afirmar que la palabra es mitad de quien habla y mitad de quien la escucha: “et voilà”: traducir e interpretar consiste en transmitir, avanzar en el conocimiento del otro y de su contexto, es decir, descubrir sus particularidades e ir más allá de la “aldea”, para evitar el etnocentrismo y provocar sinergias, movimientos continuos entre emisor y receptor, llegar a los demás en su más amplio sentido.

Para la interpretación se precisa un nutrido bagaje cultural, una buena dosis de intuición, de creatividad, incluso ciertas dotes de improvisación en tiempos de globalidad, una época de ausencia de fronteras idiomáticas en que traducir e interpretar favorece el vínculo entre diferentes modelos de sociedades, que se manifiestan por medio de su lengua; la misma expresión “cultura velada” (hidden culture) refleja la imposibilidad de transmitir una lengua sin hacer continua referencia a la cultura de sus hablantes.

La palabra que une, siempre, la palabra serena que conduce a la paz.

Ojalá que estas palabras no se las lleve el viento y permanezcan en nuestra memoria y sobre todo… en el corazón.

sábado, 25 de enero de 2025

Hoy he vuelto al metro...


Metro Madrid

Después de varios años sin bajar al subway, hoy me he decidido y he hecho una inmersión por el underground madrileño.

He comprobado lo fácil que es viajar con una tarjeta, que lo mismo sirve para el bus que para el metro con múltiples posibilidades de pago…y lo amable que es el personal que atiende a una sesentera, rubia y tonta como yo que ha dejado de estar en la circulación viaria durante algún tiempo.

Llevo en Madrid casi 40 años y nunca he conseguido aprenderme los números de las líneas, solo me guío por colores…gran problema si fuera daltónica.

Así que entro en la (línea) gris, la circular y ¡ojo! si la tomo en una o en otra dirección.

Observo que todo el mundo va con su móvil menos yo, que, a buen recaudo en el bolsillo con tapa y botón de mi abrigo, lo dejo quieto.

Y empiezo a mirar, sin pudor divino y con osadía humana a diestro y siniestro. Con los ojos de la cara y con los ojos de la inteligencia.

¡Qué diferentes somos los blancos y los negros, los amarillos y oliváceos…! Un gran crisol de gente, una amplia paleta polícroma, un auténtico espectro de humanos. Mascotas no encontré, pero recuerdo y me consta que haberlas haylas y suben a los vagones.

Pijas universitarias con melenas bamboleantes, universitarios flowerpower con tupés al viento, chándales y zapatillas de colorinchis, eslavos, dominicanos, vietnamitas, ecuatorianos, alemanes, angoleños y cameruneses…sí, por mi edad y mi trabajo, he llegado a diferenciar e identificar, con escaso margen de error, su origen propio y familiar. Otra cosa es que nos engañe la pupila y confundamos el ser con el nacer.

Madrid y el Metro
Mucha población autóctona que viaja gratis en el metro por superar los 65. Bolsas, mochilas y móviles, gran cantidad de sonidos, pitidos, conversaciones, canciones que escupen las pantallas electrónicas.

Decido usar las escaleras mecánicas: no quiero obedecer a mi hematóloga y practicar los steps subiendo a pie. Veo la zona del desfibrilador: bien, just in case.

Para volver a casa, repito, pero al revés, mi camino subterráneo y me da la sensación de que el viaje transita más rápido; paradas y más paradas…18 minutos bajo tierra mirando y mirando más.

Cejas muy depiladas: quizá siempre se han depilado mucho, pero ahora ya no hay distingos en cuidados de belleza entre unos, unas y unes. Uñas limadas y decoradas para ellos, ellas y elles.

Atuendos indefinidos que lo mismo sirven para los chicos, las chicas y les chiques.

Nuestros políticos, nuestras políticas, nuestres polítiques deberían darse un paseíto por el metro y ver con los ojos de la cara y con los ojos de la inteligencia (si les alumbra) la realidad. Que no es una, es mucha.

Quizá ya lo saben…pero faltan ganas y actitud.