jueves, 14 de agosto de 2025

La Poesía del algoritmo ( I )

Imagen creada por IA a la que pedí su versión gráfica del tema

(Colaboración de M. Regalado)


Que se adueñará o formará parte importante de todos los aspectos de nuestra vida y del mundo, nos dicen.

Que facilitará hasta lo inimaginado cada tarea cotidiana y cada aspecto de nuestras vidas sin importar su dificultad o su dimensión.

Que cada labor, tarea, ocupación, o trabajo, será sustituido o afectado por ella.

Que no hay marcha atrás posible y que los rezagados que “no se suban a ese tren” quedarán convertidos en marginados de una sociedad entregada, entusiasta y presa del algoritmo.

Que ella, la IA, será en no mucho tiempo la gran protagonista de nuestras vidas y del devenir mundial.

Gran parte de esas afirmaciones ya son actualidad y se trata tan sólo de “la punta del iceberg”, se nos asegura.

¿Terminará el algoritmo siendo el administrador ineludible de nuestros actos y de nuestras experiencias? ¿En qué se convertirá el espíritu humano?  ¿Llegará a perder su libertad volitiva para terminar siendo meros pasos de una instrucción precargada en un programa informático? Seguramente. Seguramente sí.

Pero no podrá con la poesía. O quizá sea ésta una afirmación fruto de la ingenuidad, de mi ingenuidad. O lo que es peor: fruto de mi ignorancia.

Que es capaz de componer un poema, nos dicen. Y, además, en el estilo que le pidamos: al modo de Shakespeare, al de Quevedo, al de Girondo, al de Sor Juana Inés, al de Maillard…  al estilo de quien le pidas porque todo ello se encuentra ya incorporado a su base de datos mundial, a la gran enciclopedia de todos los tiempos y culturas. 

Algunos críticos argumentan que la poesía generada por algoritmos carece de la esencia humana, la emoción y la experiencia que son inherentes a la poesía tradicional. Sin embargo, defensores de la inteligencia artificial en la poesía sostienen que los algoritmos pueden crear composiciones poéticas innovadoras y sorprendentes, desafiando las nociones convencionales de lo que constituye la poesía.  (Poesía sin Fronteras)

Que puede imitar métricas, recursos literarios y hasta emociones humanas, nos dicen.

Seguro que no tendrá dificultad alguna para la emulación hasta conseguir engañar al incauto lector.

Pero nunca la IA será capaz de escribir a tu modo, al nuestro. Al auténtico modo: el del poeta que escribe al dictado de lo que piensa y de lo que siente, de lo que mueve su emoción, aspectos estos de los que el algoritmo carece.

Podrá escribir un soneto de métrica perfecta y de impecable rima. Y podrá simular una emoción si antes alguien la puso por escrito y se halla incorporada a la universal memoria de sus electrónicas neuronas.

Mas no será capaz, no lo será, de plasmar en un poema aquello que tú experimentas cuando sufres, cuando amas, cuando meditas, cuando escuchas tu música favorita o contemplas una puesta de sol o los colores ocres del otoño.

Será perfecta, impoluta, incontestable, copiando-pegando-recreando. Re-creando. Y ahí quedará LA POESÍA. No habrá nuevas corrientes poéticas. Barroco, Romanticismo, Realismo, Dadaísmo, Simbolismo…

Foto de 8machine _ en Unsplash

No podrá hacerlo. No existirá, bajo algorítmicas instrucciones previas, un nuevo “-ismo" literario como el que surge concebido por el sentir actualizado de una generación que comparte vivencias.

O… eso es lo que yo pienso… ¿qué pensará ella? ¿Qué pensará de todo esto la IA?

¡Vamos a preguntarle! y… continuará en el próximo post.


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