(Colaboración de M. Regalado)
Al principio,
temí ser castigada cual la mujer de Lot
y sostuve al frente mi mirada.
Supe después
que mirar hacia atrás se llamaba «experiencia»
y que debía saber utilizarla al paso.
Hoy sé
que nada ocurre,
que mi piel
seguirá siendo piel y no salina,
si un día me detengo y, terca mi memoria,
me devuelve a otros tiempos,
a otras horas,
Hoy sé
que nada ocurre,
que mi piel
seguirá siendo piel y no salina,
si un día me detengo y, terca mi memoria,
me devuelve a otros tiempos,
a otras horas,
a otros cauces por los que discurría.
Y sé también
-eso es lo malo-
que para nada sirve la llamada «experiencia».
Y que puedo volver
y vuelvo y vuelvo
¡qué renovada terquedad la mía!
con el mismo entusiasmo
a errar del mismo modo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario