lunes, 16 de junio de 2025

Feria del Libro de Madrid - Edición 84

 


Un año más, llega la cita en el Parque de El Retiro.

Desde finales de mayo y hasta mediados de junio, casi 400 casetas han acogido libros y más libros. El mundo de la lectura, la edición, librerías, autores y autoras…mucho público que pasea, que mira y que compra un libro, o dos.

Desde esta tribuna, me gustaría agradecer a quienes se han acercado a la caseta 188 de ediciones Algorfa para saludarme, charlar conmigo y conocer mis dos últimas publicaciones: Quién me lo iba a decir e Íncipit: de preámbulos y prólogos.

Han sido unos días muy intensos, horas de firmas y sonrisas reflejadas en fotos, en dedicatorias sinceras.

Ha sido una forma estupenda de saludar al verano que ya se deja notar.

La hoja de ruta durante las próximas semanas, leer y seguir leyendo.

Gracias amigos y amigas, de corazón.

De cómics, historietas, tebeos… letras y dibujos

 


Si nos ponemos a rememorar nuestros años infantiles, seguro que nos recordamos con cuentos de grosor muy fino, letras grandes y dibujos, muchos dibujos… libros troquelados cuyas páginas se movían con una pestaña a la derecha “et voilà” sus personajes cobraban vida en papel, casi de cartón.

Los domingos, día especial, seguro que también a más de uno de nosotros nos regalaban con una visita al quiosco a comprar tebeos y así pasar la tarde y parte de la semana.

Más colores, personas encerradas en viñetas cuadriculadas que hablaban en bocadillos encima de sus cabezas y de una manera muy intuitiva sabíamos cómo seguir el hilo narrativo de peripecias entre chachas, familias, operarios, hermanos, detectives… todo un universo que nos permitía la evasión y la recreación de otras vidas. Nos hacíamos amigos de todos ellos, sonreíamos y hasta sonaban carcajadas.

Dibujos y letras. Qué manera tan artística de aunar dos lenguajes para los que no se necesitaban ni consignas ni instrucciones.

Los ojos enfocaban perfectamente la historia y acompañaban las aventuras de seres imaginarios o no tanto, porque siempre rezumaban un hálito de proximidad y de gente conocida en nuestro barrio.

No sé si al leerlos, al verlos, era fácil plantearse que el autor se desdoblaba y lo mismo dibujaba y escribía; en cualquier caso, repetíamos la página una y otra vez por si nos habíamos perdido una coma o un gesto.

El ojo iba rápido saltando de un cuadro a otro, como nuestros pies al jugar “a la china”, y se acababa pronto la aventura cómica, siempre con final feliz, por cierto. Parece que quisiéramos prolongar ese día festivo, antes de preparar mente y cuerpo para la semana escolar, y todavía rascábamos tiempo para mirar una vez más esos tebeos que formaron parte de nuestra incipiente década a la lectura seria y contundente, a la lectura de libros “hechos y derechos”, dirán la mayoría.

Y ahí es donde quiero llegar. A lo largo de mucho tiempo el cómic ha sido considerado un género menor, arrollado por novelas, poesía… leer tebeos era una ingenuidad, incluso un pasar el tiempo para perderlo en ratos de no hacer nada, un entretenimiento menor; es el estigma ya superado, como lo muestran tesis, artículos, volúmenes y monografías dedicadas a su estudio y su valor.

El cómic parece que ha adquirido cierta cumbre en su ascenso por la escala social y literaria, porque la palabra tebeo sigue estando algo deteriorada, formando parte del vocabulario nostálgico de abuelos “cebolleta”.

A poco que revisemos muchos de los títulos inefables de esas historietas con las que crecimos, descubrimos una intralectura intensa y variada, un magma que bullía y que gracias a la risa escapaba para provocar la fantasía de sus lectores —diminutos y mayores— que en esto de la lectura no hay filtro de edad.

Síntesis y sinopsis, resumen y esquema. Todo eso y mucho más es un cómic.

El historietista, el dibujante, el diseñador captaba en nanosegundos emociones de sus personajes, sentires y dolores, pesadumbre y felicidad, y todo ello lo transmitía “tout à coup” de un golpe visual; ni qué decir tiene el valor de su arte siempre acompañado de una frase, un diálogo sintético, rompedor y abrupto, sorpresivo, en cualquier caso: qué capacidad de condensar tanto en tan poco: palabra y figura encerradas en fotogramas estáticos, que no dejaban de moverse, valga la paradoja. La vista acompañaba entusiasmada el relato cómico que hacía de nuestros domingos algo singular.

No existen coordenadas espaciales ni temporales que limiten la génesis ni la lectura de este tipo de obra literaria; sin lugar a dudas, se trata de literatura y no menor.

Considero que conviene poseer muchas y muy potentes capacidades: intuición, inteligencia, cultura, buena vista, reflexión, tiempo y ganas, interés y afición; en definitiva, neuronas activas para alcanzar al meollo de esas historietas escritas y dibujadas.

La palabra en el cómic viene contenida e intensa: se plasma con la letra apretada, tan junta que cuesta separar las sílabas que la componen. Se trata de una palabra cultural, cínica, y siempre muy crítica…igual que el dibujo: parece que el autor se ríe de todo y de todos. Jalonan una y otro la amargura, la ironía el sarcasmo, la acidez y, sobre todo, el humor, esa suerte de inteligencia humana que se ha de saber administrar; por eso, hay que poner las dendritas a trabajar y aguzar el ingenio para estar pendiente del más mínimo detalle: puntos, acentos, ademanes y arrugas que, incomprensiblemente, caben en los límites del recuadro. Comunicación a toda vela. Síntesis y sinopsis, resumen y esquema. Todo eso y mucho más es un cómic. La escuadra y el cartabón diseñan una historia y unas figuras variopintas, como la vida misma: escenas comunes, personajes populares, fantásticos, héroes de ficción y del deporte. Todo cabe en el cómic.

Y da igual que nos encontremos en el cono sur que en el Cáucaso, en Asia o en Francia. Con los tebeos se aprende y se divierte; se critica a la sociedad trasnochada y casposa, se visibiliza la migración y la xenofobia, se reinventa y se actualiza la mitología y se aventura la distopía del futuro. El mundo real se hace más auténtico y sobre todo trasciende fronteras siderales.


Hay mucho escrito acerca del público que lee cómics, mucho; quién lo lee: mujeres, hombres, jóvenes…constituyen auténticas estrategias didácticas por lo que dicen y lo que ocultan, por lo que se observa y lo que se esconde.

Son materiales que Saussure habría incorporado en su Gramática para explicar la estructura profunda y la estructura superficial. Los cineastas se apropian de estos seres animados y los convierten en personajes de Óscar.

Muchos investigadores ahondan en las capas freáticas que se superponen hasta emerger en un instante. El dibujo, el diseño habla sin voz, transmite y comunica, expresa e interactúa. Describe la misoginia y resalta el feminismo; advierte del paisaje depauperado que nos rodea, propone ideas y cambios de opinión, avanza pensamientos, soluciones a muchas circunstancias vitales.

El cómic anticipa emociones y grita una historia real o ficticia. No es baladí quien lo plasma como el ojo que lo percibe. Hay una relación soterrada entre ellos, que, sin conocerse, se crean lazos íntimos al permitir no solo vivir aventuras, viajes y caminos por explorar, sino también descubrir el insondable pozo personal de cada uno a través de imágenes dibujadas, de exclamaciones, onomatopeyas… todo se nos hace familiar y de fácil reconocimiento.

Hoy se habla de “novela gráfica” para referirse al cómic, a los tebeos, a las historietas…

¿Sigue ascendiendo en su consideración?

(Publicado en la revista digital Entreletras en agosto-24)

jueves, 12 de junio de 2025

Románico

 

Zamora - Iglesia de Santa María la Nueva
Zamora - Iglesia de Sta. Mª la Nueva - Archivo personal


(Colaboración de M. Regalado)

Reverbera en el espacio
el eco de mi voz
y en el tiempo inasible el eco de la piedra.

Rumor ultramundano.
Tiempo y espacio.
Sonido y signo.

Austera geometría
que acalla el pensamiento
y reaviva el asombro.


La marca del cantero, cual herida silente,
entona pétreos cantos,
evoca manos firmes y rugosas,
cúpulas de equilibrio milagroso,
monstruos y canecillos,
futuro y medioevo.

en la piedra se entremezclan
las loas a lo Alto
y el erótico enigma.

Un monstruo alado
de maligna sonrisa,
ha desasosegado mi mirada.

El eco de mi voz se ha diluido.
Pétreo y seguro,
-lenguaje vertical-
tan sólo el de la piedra
del románico templo permanece.


lunes, 9 de junio de 2025

Feria del Libro de Madrid 2025

(M. Regalado) 


Ni el calor apabullante de ayer en Madrid, ni ser día festivo que favorece emplearlo en un ocio fuera de la ciudad y del marco cotidiano,  ni convocatorias puntuales y multitudinarias -que las hubo- en otras actividades alejadas del Parque de El Retiro, impidieron ayer que Pilar Úcar tuviera que emplearse a fondo en saludos numerosos y numerosas firmas a tantas personas como quisieron acercarse a la Caseta 188 de Ediciones Algorfa para adquirir su poemario "Quién me lo iba a decir" o alguno de sus otros libros publicados en esta editorial.



domingo, 8 de junio de 2025

OBRAS SON AMORES...

Pedro Salinas
PEDRO SALINAS Y SUS RAZONES

Hablar de Pedro Salinas, nos lleva a los pronombres, personales, por supuesto. Más allá de una lección gramatical, sus versos son pura pragmática, todo un acto de comunicación, lírica, sin duda y prosaica también, como la vida misma.

El esposo enamorado, una joven extranjera, un puro crash en aquella España de luces y sombras. El profesor y la alumna: dos adultos coinciden en un verano académico y una cosa lleva a la otra, dirían hoy las redes: el flechazo no se hizo esperar, tout à coup, juntos en la distancia y en la cercanía.

¡Cómo me dejas que te piense!
Pensar en ti no lo hago solo, yo.
Pensar en ti es tenerte,
como el desnudo cuerpo ante los besos,
toda ante mí, entregada.

Pero…había esposa, y atenta, a esos tiempos de lírica se ve golpeada por la cruda realidad: le están birlando al compañero de viaje conyugal, o mejor, él se aleja de su compañía marital.

Ese núcleo gordiano que fagocita los poemas de La voz a ti debida (1933) no se desata, sino que se aferra a un sentimiento inexorable; al principio, un amor destinado a una mujer que no se nombra -pero no por ello deja de existir la amada-.

Los ojos lectores, ávidos y sagaces, buscan y rebuscan revolviendo ropajes en un arcón para adivinar quién es la mujer de esa poesía libérrima tan pronominal.

Mientras, las cárceles de localidades asediadas se atiborran de prisioneros ideológicos, el profesor universitario se deleita en comentarios lingüísticos; Lorca, reventado de Nueva York, y Miguel Hernández con sus pulmones hechos trizas: no corren buenos años para pintar grafitis libertarios en los muros de la universidad.

Leer una y otra vez a Salinas para desentrañar el arcano de sus emociones que le llevan a arrebatos más o menos transidos de sinceridad y realismo; no sé si a partes iguales, quizá por momentos, impelido por la obligación sacramental, un yugo que le hace permanecer al lado de su mujer tras cruzar fronteras europeas y océano. Tan cerca de quien desasosiega unas líneas rítmicas, coloreadas de matices polícromos.

Siento cómo te das a mi memoria,
cómo te rindes al pensar ardiente,
tu gran consentimiento en la distancia,
y más que consentir, más que entregarte,
me ayudas, vienes hasta mí, me enseñas
recuerdos en escorzo, me haces señas
con las delicias, vivas, del pasado,
invitándome.

El poemario del autor que nos ocupa estas páginas rezuma esencia humana, vitalidad algo añosa y estrechez convencional; toda una reflexión del lugar en el mundo de cada uno de nosotros: ¿quiénes somos? Y, ¿hacia dónde vamos? Parece que espera respuesta a su propia existencia, que hay instantes en los que grita ¿por qué?

En definitiva, toda una metafísica, la sensibilidad nublando los sentidos en un acercamiento al platonismo, y en la lejanía del horizonte, el mañana que es el hoy. De nuevo la vida, de nuevo se impone la realidad.

Exorcizando la monotonía, un mirarse adentro, el enrocamiento para surgir airado y airoso de lo que le habla el corazón, de sus ansias psicológicas de estar, porque ser, ya son, ambos, ella y él, siempre.

Analizar quién es ella, “hagan apuestas”: el marido arrepentido que vuelve al lado de su mujer, el amante que anhela desplegar alas: pero la cera se derrite y el tiempo, que casi todo lo cura, los distancia: ubi sunt?

Me dices desde allá
que hagamos lo que quiero
-unirnos- al pensarte,
y entramos por el beso que me abres,
y pensamos en ti, los dos, yo solo.

De un verso a otro saltan Petrarca y Villon, lo etéreo y lo descarnado, horizontes efímeros y momentos rutinarios, piropos fugaces, perdón eterno. Como el fuego que asola sus almas y se proyecta en la pared, menos mal que Platón impone cierto orden.

Aquella donna angelicata, se mueve y viaja, aprende, exige y ama, para olvidarlo al final en una fina capa de “polvo enamorado”.

El impulso creador no cesa y Pedro Salinas, académico admirado, protegido y protector irrumpe en unas décadas procelosas, llenas de tristura; su prodigioso conjunto literario obra el milagro de amar para observar la belleza femínea. No se resiste al abandono porque la mira y la presiente. Centro del universo, gravita en una mar de estrellas: supera las vicisitudes históricas para ganar espacio y tiempo, unas coordenadas que transforma en imágenes y símbolos más allá de los objetos mortales, auténticos recordatorios de su finitud.

Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.

Mujeres en la vida de Pedro Salinas

Margarita Bonmatí y la estudiante norteamericana Katherine Prue Reding

Los poemas del autor trascienden lo cotidiano, y se remontan a una dimensión divina, casi evanescente y se aferra a su imagen, luminosa y resplandeciente, para que no se la escamotee la rutina.

Nos muestra el camino de la ética y la estética en esa búsqueda esencial de una mujer que, de tanto adorarla, pierde sus atributos corpóreos y deviene en un ente de dudosa apariencia, casi espectral, pero nunca sombría.

Como si la Santa de Ávila le insuflara un último hálito, la mujer amada es genuina inspiración en unas líneas rítmicas de versos cortos y sueltos al modo gongorino: metáforas elaboradas y quiasmos intensos: cincel, escuadra y cartabón; la perfección técnica no se hace esperar y los movimientos vanguardistas foráneos lo acogen en su polifonía artística.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Compromiso sociopolítico en entredicho, cierto; su exilio rasgó las vestiduras de los más afines del ramo y los tranquilizó, también, por qué no: una voz como la del maestro no debería sufrir los asedios franquistas que llegaban; de Sevilla a Murcia y de ahí a Cambridge, luego Puerto Rico y Massachusetts. Célebres su Seguro azarPresagios y Amor en vilo, el mantra de su producción literaria: Amor y siempre amor, exaltado y dolorido, sufrimiento comedido. La “amiga” y él en completa conjunción de júbilo, todo un diálogo sin altisonancias.

Crítico y ensayista, amigo de Jorge Guillén. En 1951 muere el gran poeta, en Boston.

No estás ya aquí. Lo que veo
de ti, cuerpo, es sombra, engaño.
El alma tuya se fue
donde tú te irás mañana.
Aún esta tarde me ofrece
falsos rehenes, sonrisas
vagas, ademanes lentos,
un amor ya distraído.
Pero tu intención de ir
te llevó donde querías
lejos de aquí, donde estás
diciéndome:
«aquí estoy contigo, mira».
Y me señalas la ausencia.

(Publicado en 2023 en la revista digital Entreletras)

miércoles, 4 de junio de 2025

21.- JAZMÍN


Manos
(De mi poemario "Éramos esto")


Las recuerdo... no tan opacas; 
sobre mi piel blanquecina
casi resplandecen en un cromatismo pardo.
Brillan y se mueven pausadamente.
Las cierras en puños -guante protector una de la otra-
para apoyar tu barbilla frente a mí
y cuando las abres,
reposan sobre la mesa,
extendidos los dedos que ocupan una superficie plana:
firmes, sin movimiento trémulo.
Y cuando las giras:
palmas esclarecidas de carreteras recorridas en un desierto
                    amarillento;
contraste que invita a aferrar las mías.
Me estremece sentir que el ocre dorado
me acaricia
la cintura.

domingo, 1 de junio de 2025

Visita a Cartagena: para volver...

A cierta distancia de donde nos encontramos emergen tritones del mar abisal. Casi todos del mismo tamaño, con forma de ola, de puente, de tenedor…con tejados planos y otros redondos. Estilizados sin átomo de grasa. Altos, muy altos: seguro que tal concentración de cemento y ventanas en una verticalidad infinita se estudia en las clases de Geografía Humana.

Es Benidorm: me impresiona siempre su skyline y cruzarlo por tierra resulta inimaginable.

Miguel de Cervantes a Cartagena
Cartagena - Archivo personal

Hoy nos vamos a Cartagena, ciudad que no conozco y que interesa visitar. No defrauda, sorprende y anima a volver. Calor y cielo despejado, de un azul brillante que contrasta con el dorado del Teatro Romano. Mucha piedra histórica dispuesta casi como la dejaron aquellos clásicos amantes de deportes y espectáculos.

Tan cerca del casco antiguo…pasean turistas, crisol humano en poco espacio, colores de gentes variopintas. Restos de la catedral y algunas cuestas que conducen al núcleo municipal. Edificios con mucha prestancia, balcones y miradores, actividad sin prisa, parroquianos tranquilos a sus quehaceres, mezclados con visitantes.

El trazado callejero fácil de seguir, peatones que deambulan por unas losetas polícromas, cristales de grandes ventanales y portales que se abren a instancias oficiales. Construcciones en consonancia con las profesiones que se desarrollan tras sus paredes.

A esas horas, el aperitivo se mezcla con la comida: cuestión de horarios, de gustos del cliente o de la necesidad estomacal.

Muchas personas que transitan y pasean entre las palmeras: ¡¡cuánto me gustan esas plantas!! Será porque en mis latitudes originarias brillan por su ausencia. Solo el Domingo de Ramos las lucía, sujetando la palma decorada en mi mano infantil.

Me fijo que se ha instalado la moda de la mascarilla multifunción: de codera, muñequera o en modo “gola” cual dama áurea adornando el cuello de su atuendo.

Sin mucho bullicio, las fachadas nos van conduciendo a nuevos rincones de azulejos pigmentados, iglesuelas, arcos y porches…familias y jóvenes, guiris y nativos.

En algunos cruces, esculturas de acero retorcido, yo las veo vanguardistas y originales, diferentes, alambres de diseños imposibles que embellecen la ciudad…y el puerto. Mástiles reposando hasta que llegue el turno de las velas. Alineados y con el atraque levemente mecido.

Placidez hasta la entrada de Arqva, el Museo Nacional de Arqueología Subacuática. La exposición simula las tripas de una gran ballena, espaciosa, ordenada y muy interesante. Toda una experiencia marina con los pies en la tierra.

Un viaje experimental y didáctico a las profundidades oceánicas, a los secretos históricos que ven la luz en vitrinas sorprendentes. Restos de naufragios, bodegas llenas de provisiones, ánforas, vasijas, utensilios domésticos, monedas, figuras…todo lo que esconden las aguas y hoy disfrutamos de su contemplación.

Cartagena invita a quedarse, a mezclarse con sus habitantes tan amables y atentos.
Es una ciudad tratable, para volver con más tiempo o sin tiempo. Para estar y caminar.

Seguir observando el cromatismo de los azules que he percibido: desde el celeste al cobalto y siempre el marino…aquellos fundadores de antaño sabían lo que hacían con este asentamiento, encrucijada de culturas y civilizaciones.

Antes de volver, pasamos por La Manga: ese mar dividido en dos, esas aguas dulces y saladas. En otra ocasión…

Lo mejor de los viajes es el regreso. Sin duda.

(Publicado en "El Obrero" en agosto de 2021)