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sábado, 8 de febrero de 2025

La nostalgie heureuse o “natsukashii”

amelie nothomb

Una gran sorpresa este título de Amélie Nothomb, y eso que nos tiene acostumbrados a sobresaltos con sus novelas cortas o relatos extensos.

Concentra la acción en pocas páginas, o la inacción, más bien.

Asistimos a un viaje en el tiempo y en el espacio a su añorado Japón y acompañada de un equipo de televisión que va a filmar imágenes sobre sus recuerdos durante su estancia hace más de 20 años en ese país donde se educó, creció y conoció a su amor, que la recibe con afecto “nostálgico”. Sin tristeza, con felicidad: “natsukashii” es el término que mejor define esta sensación mezclada de emociones y vivencias pretéritas. No hay nostalgia triste en Japón. La propia autora, protagonista de este itinerario a su pasado, desde su presente de escritora consagrada, se sorprende de sus memorias, se inquieta al revivirlas y se sobrepone en una sucesión de escenas que viajan como ella en tren visitando ciudades, lugares y espacios conocidos.

Quizá leer este libro en francés contribuya a sobrevolar la personalidad de una autora peculiar. A mí me ha gustado.

miércoles, 8 de enero de 2025

Imposible decir adiós... imposible parar

 

Hang Kang - Imposible decir adiós
Comienzo un nuevo libro de Han Kang, ¿para pasar el rato? Imposible, como ya lo anticipé en mi anterior reseña, leerla es un no parar.
Podría parecer un título de amistad. Podría parecer un título de encuentro. Podría parecer…solo eso, y ya es mucho, “podría”.

Con la última Nobel las posibilidades se multiplican “ene”.

Dos amigas que han trabajado juntas en Seúl haciendo reportajes fotográficos y socioantropológicos, se encuentran. Dos protagonistas que dejan de serlo cuando una de ellas -convaleciente en una clínica especializada en injertos y trasplantes- le pide a la otra que acuda a la isla de Jiju a dar de comer a la cotorra que cuidaba con esmero materno.

Y hasta ahí, la anécdota. Y hasta ahí los dos personajes principales. Se inicia un viaje exterior e interior, temporal de nieve, ráfagas de viento, soledad y silencio, noche cerrada, transporte caótico hasta llegar a la casa donde el animalito ha fallecido. 
Un camino a trompicones, caídas, heridas físicas y mentales, una palmera casi animada, un bosque tenebroso, un arroyo seco, nieve y más nieve. Claustrofobia e incomunicación.

El relato de la autora surcoreana nos cuenta la historia de su país desde 1948. Masacres, mina de cobalto, muertos sepultados, monte Halla, refugio de insurrectos, incendios de aldeas, devastación y horror, tortura de familias enteras.
A través de retazos atados con cordeles de algodón, surge un país al que los ojos y oídos de Han Kang dan la memoria: aterrada, arrepentida, resignada y comedida. El lector confunde en la línea de la noche que no termina de clarear sueños y pensamientos, conversaciones e imágenes, presencias y cadáveres. No es fácil adivinar si se trata de un cuento real o de la realidad contada con tristeza, con flecos de reconciliación incompleta.
Pero siempre domina la fortaleza y el aislamiento.
En ese lugar tan apartado y tan abandonado… ¿Estamos en Corea? Inevitable el recuerdo lacerante de otros tantos países dolientes en la centuria anterior.

lunes, 30 de diciembre de 2024

Han Kang: en boca cerrada…


hang kang la clase de griego
Me he quedado muda al leer "La clase de griego" de Han Kang.
He apretado la boca con todas mis fuerzas, tanto, como la protagonista de "La vegetariana".
En Seúl. Ambas mujeres no hablan, ni abren la boca: una no produce sonido alguno, la otra no ingiere bocado.
La presión, el dolor físico y el sufrimiento mental que padecen provocan en el lector angustia, rabia y ganas de gritar…: “pero, ¿¿por qué no comes??”; “pero, por favor, ¡¡di algo!!”. Eso es lo fácil. Vociferar frente a dos mujeres casadas, madres de familia, con parientes cercanos y una situación económica desahogada. Frases que martillean la cabeza de quienes se acercan a dos de los libros más famosos de la reciente premio Nobel.
En ninguna de esas bocas clausuradas a cal y canto, entran moscas como reza la paremia. Asistimos a un viaje vital destructivo y delirante, paranoico, aterrador, atosigante en el caso de la vegetariana y a un camino pedregoso, lacerante, tierno, emotivo y salvífico en la clase.
Ambos libros parecen hechos el uno para el otro, aunque se pueden leer en el orden que se quiera. Los dos configuran parte de un universo cultural, de inteligencias superiores, mujeres decididas y reprimidas, mujeres con ansias de independencia que no se avienen al yugo social de unos parámetros muy convencionales.
Leer a Han Kang es no pasar un buen rato, es desear pasar el rato, es compartir ese rato con la autora es volver a leer su último libro: Imposible decir adiós.

sábado, 28 de diciembre de 2024

L’autre fille de Annie Ernaux

libro la otra hija de annie ernaux

Hace mucho tiempo que descubrí a Annie Ernaux: me la presentó una amiga librera y desde entonces la sigo, la leo y disfruto con sus libros.
La carta que le escribe a su hermana muerta Ginette, me deja temblando, como en todos y cada uno de sus relatos. Y no sé si tiemblo de emoción, de sentir una vez más que algo de lo que leo supone un déjà vu o por el placer estético de sus palabras.
Abrir un libro de la Nobel significa desgranar algo de sí misma, de sus entretelas anímicas…y siempre conmueve: entre filosofía e intimismo, ficción biográfica o biografía novelada, realidad hiriente y heridas personales, que en muchas ocasiones cobran el cariz de universales. Y todo ello con un lenguaje sin alambicamientos ni florituras, descarnado y a flor de piel.
Ginette ha muerto a los seis años de difteria y su hermana, la autora, nacida dos años después, descubre un domingo de verano que tiene, ha tenido una hermana.
Escucha accidentalmente el relato a sus padres (matrimonio convulso y atormentado) que hablan sobre la desgracia de una muerte incomprensible y trágica.
A partir de ese momento, Annie Ernaux se desdobla, se mira al espejo y parece no
encontrarse. El secreto está guardado bajo muchas llaves familiares, en un silencio
plúmbeo que arrastra a la autora a mantener una conversación con su otro yo. Fotos, recuerdos inexistentes, imágenes febriles, culpa y dolor…comienza el camino de su propia expiación (como en tantos otros de sus títulos).
Y envuelve al lector en una marabunta de sensaciones, indescriptibles o no tanto, con un fuerte asidero en la tierra, en sus raíces: un torbellino sentimental del que la autora nos hace partícipes sin escamotear detalle; imposible experimentar lo ajeno ni distanciarse del cuadro que, en menos de 90 páginas, sacude conciencias.