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Zamora - Catedral y Palacio Episcopal desde la otra orilla del Duero Archivo personal |
- Colaboración de M. Regalado
Despierta somnolienta –"somnolenta"- la vieja Semuret. Aún las diez no son dadas y el silencio se enreda en estos muros, y el empedrado calla. Enemiga mortal de los silencios y a resguardo en su alto campanario, una campana osada se atreve a resonar. La cigüeña la escucha, indiferente, y comienza su día en románicas piedras asentada. Allá arriba, su nido comparte espacio y tiempo con la piedra hecha historia, con la firma indeleble del cantero. Se están recomponiendo las calles, las plazuelas, las tiendas centenarias, -“abrimos a las diez”- y en esa espera, en el silencio roto sólo por la campana, Samurah es más vaccea, más celta, más romana, más medieval, más nuevamente vieja. Viriato, Doña Urraca, Vellido Dolfos o el propio Arias Gonzalo podrían aparecer al doblar una esquina. |
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