viernes, 10 de enero de 2025

"Que fluya..."

No es la primera vez que escribo sobre esta expresión tan popular y para mí, tan “impopular”. 
Me molesta sobremanera la falta de precisión, la ambigüedad; para los que
fluyen no existen los límites ni los contornos, casi todo se desdibuja y se deja al albur del universo, del devenir, de la suerte o más bien de la responsabilidad ajena, del compromiso de los otros que son quienes rematan los flecos, acaban la labor y permiten
que el resto fluya.
“¿Qué hacemos el próximo fin de semana?” Ufff, que fluya…
“¿Qué le compramos a Manolo?” Hummm, que fluya… “¿Hablamos del presupuesto?” Eh, eh…que fluya…
Suma y sigue.
Y así se les va la vida, en un puro fluir. Preguntas sin respuesta: vaguedades no
pactadas, poco riesgo y ningún acuerdo.
Los que fluyen argumentan un falso presentismo, un espurio “aquí y ahora” tan
instantáneo que no perciben la proximidad del prójimo para poner pies y patas al
“sindiós” que crean. Ese carpe diem tan clásico, lo han adulterado en la actualidad; lo han tuneado para sus propios intereses, pocos y melifluos, la verdad.
Si no es bueno ejercer un excesivo, desmedido y obsesivo control, no es mejor practicar una improvisación desmadejada, displicente y presuntuosa.
Lo dicho: menos mal que unos “no fluyen” para que otros fluyan: hasta el día que todos nos decidamos a fluir (una forma muy sutil de hacer la peineta) y el marasmo nos colapse.

1 comentario:

  1. Pero que absolutamente de acuerdo con cuanto expone.
    He sufrido algún "fluir" ajeno... de esos que te dicen que tranquila, que te relajes, que cuando lleguemos a ese río ya cruzaremos ese puente... y el agua nos estaba ya mojando los tobillos.

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