(Colaboración de M. Regalado)
Escucho en la radio un
programa de divulgación. Están hablando de “la sonrisa”. De la necesidad -incluso vital- de sonreír.
Parece que, allá en el
siglo XIX, el médico francés Guillaume Duchenne se interesó por la sonrisa humana y su relación con determinados
procesos neurológicos. Sus estudios le permitieron llegar a la conclusión de que
hay cierto tipo de sonrisa, la genuina y sincera, capaz de activar los
procesos intelectuales que se producen en la zona del córtex, generar
endorfinas y conducir al individuo a un estado de mayor felicidad.
Y escucho
que un niño sonríe unas 90 veces al día, que un adolescente lo hace del orden de
20 veces diarias y un adulto ¡ay, un adulto!, no llega a esa cifra y, además, sus sonrisas no siempre están originadas por una emoción grata, por una sensación placentera y satisfactoria.
Y, aunque
sabido, me sorprende como si acabara de descubrirlo: en los comienzos de su
vida el bebé no puede ver y en cambio sonríe. ¡Sonríe! Y es que la sonrisa es generada por una emoción, viene de dentro, no precisa de estímulos externos. No
es tal que la risa o la carcajada, que precisan de un detonante externo que las provoque.
La sonrisa
abre, abre siempre, nunca cierra puertas. Una sonrisa es bien recibida siempre,
en cualquier situación. Siempre, si es una sonrisa sincera.
Expresamos
con una sonrisa emociones muy diversas: encontramos la sonrisa tímida, la irónica, la
sonrisa abierta, la sonrisa forzada, la complacida, la sarcástica, la sonrisa social,
la sonrisa ¡sí! la que muestra afecto, y emoción, y amor…
Rompe
hielos, abre puertas, crea confianza, destruye barreras. Sin necesidad de
siquiera una palabra.
Recordé
aquel poema que leía en mi adolescencia (¿de quién era?): “Una sonrisa no cuesta nada pero crea mucho, enriquece a quien la recibe sin empobrecer a quien la da (...) si alguna
vez encuentras en tu camino a alguien que no sabe sonreír, regálale la tuya.
Porque nadie está tan necesitado de ellas como aquél que no sabe darlas”.
Pero además -escucho- la sonrisa pone en funcionamiento entre 12 y 17 músculos de la
cara ¡todo un fitness facial! ¿Qué crea arrugas? Sí, claro, sí, sí. Pero... quizá en este caso sea
verdad aquello de que “la arruga es bella”.
¡Sonríe
ahora! ¡inicia hoy tu plan de fitness facial!


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