martes, 4 de marzo de 2025

Libros de autoayuda: ¿pasta? ¿catarsis?

 

Libros de autoayuda:  realidad o engaño y negocio

Menudo filón editorial, la autoayuda.

A mis estudiantes les digo que ya lo inventó Gracián, aquel presbítero católico allá por el siglo XVII, cuando enjaretó unas cuantas máximas de vida y un modus operandi en su Oráculo manual y arte de prudencia. Recuerdo la época en que algunos políticos de nuestro país afirmaban tener dicha obra como libro de cabecera. En fin …

En la actualidad día sí y día también nos inundan consejos ajenos de cómo ser feliz, ignorar al jefe, entender a la genZ, dónde buscar amigas “vitamina”, y hasta elegir la dieta que evita ese tumor maligno.

Esos autores y esas autoras son genuinos vendedores de pócima “crecepelo”, feriantes de carromato, engañabobos y escritores a medio cocer: periodistas, psiquiatras, cantantes, presentadoras…vaya patulea de chamanes venidos a más, gurús de chichinabo y, por encima de todo, listos, muy listos.

Libros de autoayuda ¿nos manejan como a marionetas?

Sus libros de “autoayuda” son lo que aseguran, y nunca mejor que ahora el acudir a la etimología: auto-, o sea, para ellos mismos, porque necesitan catarsis propia (a los ajenos, a sus próximos…que les den) y, sobre todo, pasta, mucha pasta la que se embolsan con engañifas: cuatro expresiones ocurrentes, dos simplezas mal gramaticalizadas y jeta, una gran dosis de caradura.

Los libros de autoayuda… ¡Ay, si Baltasar levantara la cabeza!

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