Artículo que publiqué en 27 de diciembre de 2021 en El Obrero. No caduca. Hoy lo traigo a Palabradas-blog.
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Pasado el primer tramo festivo, con los estómagos llenos y la mente abotargada, iniciamos una nueva semana. La última de este mes de diciembre, la última de este año 2021.
Noticias, las justas, comentarios ajustados.
La pularda, el gorrín, algún marisco, dulces navideños,
entrantes y postres, brindis, corchos por los aires, celebraciones,
villancicos, regalos y detalles… tanto batiburrillo propio de las fechas nos
tiene algo amordazados, comedidos, más o menos.
El discurso, la misa del gallo, felicitaciones, antígenos
agotados, -test, quiero decir-, alka seltzer para las resacas, positivo en
covid, día de la familia, colas en los hospitales, shows televisivos,
reportajes, muchas selfis (por si las moscas)…para cuánto dan la noche del 24 y
el 25 (sin rima, por favor).
Importante la precaución, claro que sí: no solo respecto de
la orografía palmera sino de la salud personal y colectiva, también.
Convendría menos mensajes globales y abstractos, menos
palabras grandilocuentes y una mayor concreción, más contenido y enjundia de
compromiso. Implicación consciente: conceptos vagos y melifluos llenan el aire
y se evaporan.
Advierto tono cansado, agotado, casi al borde de la
extenuación; a pesar del “repetitio mater studiorum”, tengo la sensación de
salmodia exhausta.
Parece que cuesta percibir la chicha de lo verdadero y de lo
auténtico y no es que lo esencial se vea con los ojos del corazón, ocurre que
ni atisbamos el meollo de lo que nos rodea.
Nos hemos calzado las gafas opacas y así resulta difícil
avanzar; algunos hasta se han encajado atornilladas sus orejeras y ¡oye! “a lo
mío, que ya tengo bastante!!
Desde las autoridades políticas hasta el último peón del
tablero, todos debemos recuperarnos de esa resaca posfestiva y acentuar la
intención (y la obra) de mirar y observar, atender y tender la mano. Crear una
cadena día a día de solidaridad.
Minimizar daños colaterales, evitar riesgos innecesarios,
enfatizar el sentido común…
Pocas declaraciones de líderes, reducidas intervenciones
gubernamentales: estamos en un impasse de relativo descanso, en modo pausa por
el momento; hay que retomar fuerzas y así emprender el siguiente tramo festivo
y prepararnos para la próxima explosión y no me refiero a estridentes sonidos
de matasuegras, campanadas más o menos discordantes ni atragantones de bayas.
Mientras tanto, casi asistimos a un clima adormecido,
cruzamos los dedos (“virgencita, virgencita que me quede como estoy”) durante
estos días –postreros- que nos conducen a ese ansiado 2022.
Por cierto, en un canal televisivo, de cuyo nombre no quiero
acordarme, cierto tertuliano pontifica descalzo: sus zapatos reposan debajo de
la mesa; igual se le han hinchado los pies…mucha resaca.

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