¡un viejo Planeta para un libro viejo!
He vuelto a caer… fiarse de las solapas y de la sinopsis en la contraportada, me está conduciendo a una pérdida de tiempo irremisible y a un enfado gradual. Un completo desatino el último libro que he leído.
Casi nunca incurro en el
despilfarro económico con el premio Planeta (ni en tapa dura ni en
formato de bolsillo); de ahí la importancia del casi, porque en esta ocasión,
de bruces me he dado con un título poco prometedor pero muy atractivo el
señuelo -por eso se llama cebo- del argumento: dos mujeres que intentan encontrarse
a sí mismas, cada una con su pasado y su presente, vidas anodinas, planas, sin
destellos de interés ni gracia. No son ni tan siquiera normales: una exmodelo
extranjera, sosa, casada con un hombre mayor desvaído, y una maestra de pueblo,
soltera y cabreada, con modorra vital.
Viven en una localidad cercana a la
capital de Palma. La lectura, tediosa; la escritura "viejuna". No hay tema que
destaque: descripciones de la taberna y sus lugareños, los incendios
veraniegos, el oleaje playero, callejeo turístico… piezas desdibujadas.
Y como todo Planeta, que se
precie, la cosa se resuelve con un poquito de sexo (muy matizado y más
imaginado que expresivo) y el trío que no falte: amante malote, que somete a la
“modeli” insatisfecha, y maestro paternalista que deja plantada a su homóloga
por otra mujer, pueblerina, para más señas.
Un rollo, por previsible y
tostonazo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario